domingo, 9 de noviembre de 2025

República Dominicana: Injerencismo y anexionismo

 

República Dominicana: Injerencismo y anexionismo

En el Santo Domingo ocupado por Haití, existían varios grupos que conspiraban en contra de la ocupación.

Aunque coincidían en el objetivo de poner fin la presencia haitiana, diferían en cuanto el destino de la nación.

Los Trinitarios pretendían crear un estado libre e independiente, que había de llamarse República Dominicana.

Otros creían en la conveniencia de obtener el protectorado de una gran potencia, las preferencias se dividían entre España y Francia.

Mientras los trinitarios hablaban de independencia, los conservadores invocaban la separación.
La alianza entre trinitarios y conservadores permitió el triunfo de la insurrección contra Haití.

Tras el triunfo de la insurrección que estalló la noche del 27 de febrero de 1844, las primeras gestiones realizadas por Tomás Bobadilla al frente de la Junta Central Gubernativa, habían estado encaminadas a presentar una propuesta de protectorado al cónsul francés.

Desde su nacimiento República Dominicana es un escenario ideal para la permanente injerencia extranjera en sus asuntos internos.

Los reiterados intentos de Santana y Báez, para obtener la protección directa o indirecta de alguna potencia acentuaron la rivalidad en torno a la República Dominicana entre los países con mayores intereses en las Antillas.

España y Estados Unidos, rivalizaron para extender su influencia sobre nuestro país, apoyando alternativamente a Pedro Santana y Buenaventura Báez, Santana ocupó la presidencia en cuatro ocasiones: 1844-1848, 1853-1856, 1858-1861. Báez fue presidente en cinco ocasiones en los períodos 1849-1853,1856-1858 y, en 1865-1866, 1868-1873 y 1876-1878.

El Caribe es un área con gran valor geoestratégico, lo que convierte a República Dominicana en objeto de apetencia para España, Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos.

Se desató así un juego de influencias donde dichas naciones trataban de mantener el control, en unos casos, o hacerse con él en otros.

Al retornar al poder en 1853, Santana acentuó su orientación pro-estadounidense. En respuesta, los cónsules de las potencias europeas arma- ron un frente contra Santana. Temían ante todo a una posible expansión de Estados Unidos en la zona del Caribe.

España había ignorado a Santo Domingo desde inicios del siglo XIX y sólo estableció relaciones República Dominicana en 1855, temiendo que fuera anexada a los EE.UU.

Firmando un tratado que, de haberse aplicado, hubiera establecido un protectorado de facto.
Entre 1856 y 1858 la política dominicana oscilaba entre los partidarios de anexar el país a EE.UU o a España.

República Dominicana logra los primeros tratados de reconocimiento de su historia; el primero con Francia el 22 de octubre de 1848 (ratificado en 1852), el segundo con el Reino Unido el 10 de septiembre de 1850, el tercero con Dinamarca en 1851 y el cuarto con los Países Bajos en 1853
En 1853, se firmó un empréstito con la casa bancaria de los Hermanos Pereira, con condiciones muy desfavorables llevando al país a pagar intereses exorbitantes sin resolver sus problemas de liquidez.

Esta deuda fue una herramienta de presión usada por las potencias europeas.

República Dominicana adquirió un interés geopolítico para España, a fin de fortalecer su posición en Cuba y Puerto Rico para contrarrestar las presiones de los Estados Unidos.

Tras incesantes gestiones el 18 de marzo de 1961, se proclama la anexión a España. consumándose el deseo de sectores conservadores, que no creían viable la existencia de una República Dominicana soberana.

Desde su proclamación la anexión tuvo fuerte oposición, hubo varios levantamientos en contra, que no prosperaron hasta que un 16 de agosto da inicio a la Guerra de la Restauración que si logró terminar con la ocupación española.

Las ideas anexionistas estaban arraigadas en ciertos sectores, en medio de la Guerra de la Restauración, el 14 de septiembre de 1863, recién formado el gobierno provisional, su vicepresidente, Benigno Filomeno de Rojas, se dirigió al representante de Estados Unidos en Haití para solicitar la intervención de Washington.

En noviembre del mismo año, el ministro de Relaciones Exteriores del gobierno le escribe a William E. Seward, secretario de Estado de EE.UU, en la cual le pedía que interviniera para el establecimiento de un protectorado sobre República Dominicana.

Al no tener respuesta, el gobierno envió a dos de sus miembros a Puerto Príncipe, para contactar con el agente del ejecutivo de Washington en la capital haitiana, quien acto seguido informó a Seward que Estados Unidos podría adquirir con facilidad la bahía de Samaná.

La Guerra de secesión de Estados Unidos, interfirió para que esas gestiones culminaran con éxito.

Dando termino a la presencia española en Santo Domingo, sus representantes firmaron acuerdo con el Gobierno Restaurador, en el que reconocía una independencia tutelada, que obligaba a República Dominicana a «no enajenar el todo ni parte de su territorio a ninguna nación, ni pueblo, ni establecer ningún convenio que perjudique los intereses de España, en sus posesiones de las Antillas, sin la intervención y el consentimiento del gobierno español».

Ese tratado fue incumplido por el gobierno dominicano, lo que molestó enormemente de España.

En 1865, presidente de Estados Unidos, intentó negociar, sin éxito, para construir dicha base en Samaná,  Andrew Johnson, creía básico que su país tuviera una base naval en las Antillas.

Durante el gobierno de los Seis Años, 1868-1874, Báez le propuso al gobierno de Estados Unidos venderle o arrendarle la Bahía de Samaná en 1 millón de dólares.

Al no conseguir su objetivo, hipotecó los ingresos de las aduanas del país al aventurero financiero inglés Edward Hartmont; también los bosques del Estado, las minas de carbón y los depósitos de Guano de la isla Alto Velo, por la suma de 420 mil libras de esterlinas.

Buenaventura Báez cambió de parecer respecto al arrendamiento de la Bahía de Samaná, y en cambio, decidió proponerle al gobierno de los Estados Unidos anexarle la República Dominicana.

A mediados de 1869, Orville Babcock, secretario del presidente de EE.UU, llegó a Santo Domingo, para negociar con el gobierno de Báez la anexión del país.

Una de las condiciones negociadas era que enviaran a Báez, antes de cerrar las negociaciones, la suma de 100 mil dólares en efectivo.

Muchos dominicanos lucharon en contra de la anexión, entre ellos el General Gregorio Luperón.

El Tratado de anexión fue rechazado en el Senado de EE. UU, en 1871. Primando la creencia que era un negocio de aventureros, cuyo interés era apropiarse las tierras de la Bahía de Samaná.

En diciembre de 1872, Báez firmaba un contrato de arrendamiento con un grupo de financieros e industriales estadounidenses, otorgándole derechos de soberanía sobre Samaná, durante un periodo de 99 años.

El acuerdo terminó el 2 de enero de 1874, cuando Báez fue derrocado por Ignacio María González derrocó a Báez.

La salida de Báez pone fin los gobiernos proclives a la anexión de República Dominicana a una potencia.

Las injerencias en los asuntos internos del País por parte de potencias extranjeras han continuado, al formar parte de su doctrina en defensa de sus intereses económicos, políticos y de seguridad.

Por Carlos Checo Estrella

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