Juan Sánchez Ramírez, no es un patriota dominicano
«La verdad histórica es fundamental para comprender el presente y para construir un futuro mejor. La historia nos enseña sobre los errores del pasado y nos ayuda a evitar repetirlos”
Si queremos consolidar en República Dominicana los valores de soberanía y libertad, no se entiende que desde el Estado Dominicano se rinda homenaje y se eleve a categoría de héroe nacional a gente que nunca creyó en la Patria libre y soberana y que al contrario se emplearon a fondo para entregar la soberanía nacional a potencias colonialistas.
No sólo es Pedro Santana quien no merece ser tratado como prócer, hay otros entre los que está Juan Sánchez Ramírez, cuya conducta lo ubica entre anti dominicanos. Es hora que se haga justicia histórica y sus restos sean sacados del Panteón Nacional, que es un lugar reservado a héroes nacionales.
Con la Ley No. 3208 de fecha 3 de marzo del 1952, bajo la tiranía trujillista se crea la provincia a la que se le asigna el nombre del supuesto héroe de la mal llamada Reconquista.
Juan Sánchez Ramírez se sentía español, creyó siempre que su patria era España y que el lugar donde nació debió ser parte integrante del Reino de España.
Lo ocurrido tras expulsión de los franceses de Santo Domingo, no pasa de ser un acto de enajenación nacional, en la que la clase dominante de la época, los hateros deciden la soberanía de la nación a España, que trece años antes, un 22 julio de 1795, le había cedido a Francia, a cambio de la devolución de territorios españoles que Francia le había ocupado.
La guerra contra la afrentosa ocupación francesa de la parte este de la isla de Santo Domingo fue dirigida por Ciriaco Ramírez, hacendado y comerciante de Azua, Diego Polanco, de Santiago, Juan Sánchez Ramírez, de Cotuí. Se desarrolló entre el 7 de noviembre de 1808 y el 9 de julio de 1809.
El movimiento tuvo su inicio, en el sur, promovido por Ciriaco Ramírez, de nacido en Cádiz, España, residente en Azua, cultivador de café y comerciante, cuya actividad principal era la compra y venta de tabaco cibaeño.
Por su actividad mercantil, Don Ciriaco Ramírez mantenía nexos con la pequeña burguesía agraria tabaquera del Cibao y los comerciantes del rubro de Santiago, a los que compraba andullos que luego vendía en Haití.
En sus gestiones anti francesa se relacionó con Cristóbal Húber y Salvador Félix, a quienes ligó dirigentes militares, hateros y comerciantes, quienes se comprometieron a aportar hombres para iniciar la ocupación.
La rebelión inició en el sur y se extendió por el Cibao Ciriaco Ramírez, Húber y Félix, tras la victoria confiscaban terrenos, repartiéndolos entre los campesinos desposeídos.
Según el historiador Cordero Michel, en la guerra contra la ocupación francesa en 1808, surgió “el antagonismo nacionalismo versus colonialismo”: la discrepancia entre la pequeña burguesía portadora del sentimiento nacional y los hateros latifundistas y el clero católico inclinados al dominio colonial.
Los objetivos perseguidos por Ciriaco Ramírez y sus aliados era la creación de una nación independiente, arengaban a la gente para luchar por la Patria, llamándolos «pueblo dominicano”.
Sánchez Ramírez entró a El Seibo con la bandera española y la consigna ¡Viva nuestro Rey Fernando Séptimo»
Sánchez Ramírez había partido hacia Puerto Rico, con su familia en el mes de diciembre del año 1803, regresando en 1808, tras obtener ayuda del gobernador de esa colonia.
Para la Batalla de Palo Hincado, no obstantes tener objetivos estratégicos diametralmente opuestos, los patriotas cibaeños y del sur se unieron a Sánchez Ramírez contra un enemigo común.
Juan Sánchez Ramírez, da una especie de golpe de Estado contra la pequeña burguesía cibaeña, en la convocada Junta de Bondillo, que le nombra Comandante General del ejército español de Santo Domingo, en la que proclama que la lucha se hacía a nombre de Femando Séptimo y de España.
Sánchez Ramírez se auto designó Gobernador y Capitán General de Santo Domingo y dictaminó que Santo Domingo se constituía en colonia de España.
Derrotados los franceses, Santo Domingo pasó doce años, como colonia indeseada y desatendida de España. Este raro periodo histórico se conoce como la España Boba no significó el bienestar soñado por los promotores de la anexión a España, sino que la colonia quedó sumida en el abandono y la miseria, terminó en 1821 con la entrada de las tropas haitianas, estableciendo su dominio en estas tierras durante veintiún años.
Erróneamente algunos ven a Sánchez Ramírez como un prócer cuando en verdad hay que verlo como a un retrógrado, un antinacional, que procurando beneficios personales defendió objetivos colonialistas.
Un mal gobernante, que llegó a la crueldad en contra de sus adversarios.
El gobierno de Ramírez castigó a todos aquellos que promovían o luchaban por la independencia de la colonia.
Uno de esos casos fue la persecución de Ciriaco Ramírez, que albergaba ideas independentistas desde la Guerra contra Francia.
Tras una rebelión de esclavos por el fin de la esclavitud, “sus líderes fueron condenados a la horca, sus cuerpos quemados en alquitrán y sus cabezas colocadas en lugares públicos”.
Su actitud servil, arrastró al pueblo dominicano a ser súbdito de España, pisoteando el propósito de la pequeña burguesía de fraguar la independencia del pueblo dominicano, en momentos en los que los pueblos de América del Sur comenzaban a romper sus cadenas coloniales.
Valga decir que España logró su independencia de Francia en 1814, fecha en la que Francia, también le restituyó la parte este de la isla de Santo Domingo.
Setenta y tres años después, de es hora de borrar una expresión de megalomanía del sátrapa, renombrando la provincia con un nombre que honre y resalte los valores de la dominicanidad y su irrenunciable determinación de ser libres y soberanos.
Por Carlos Checo Estrella
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