miércoles, 15 de septiembre de 2021

Por un Presupuesto al servicio del desarrollo

 Por un Presupuesto al servicio del desarrollo

 

Nuestro país necesita encarar problemas troncales claves para el desarrollo anhelado.

Hay una palabra que define la vida política y social de República Dominicana: postergar. Se ha hecho un hábito retrasar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras menos relevantes.

Debemos pensar ¿qué incidencia tiene en el estado general de pobreza y desigualdad de nuestro país, el que no se entienda la necesidad de implementar la Estrategia Nacional de Desarrollo, llevar a cabo el Ordenamiento Territorial, reducir vulnerabilidades y, elaborar un Presupuesto al servicio del bien de los ciudadanos?

Uno de los principales retos de la nación es consolidar la institucionalidad democrática, la plena vigencia del Estado de Derecho; reflejado en el fiel cumplimiento de la Constitución y las leyes.

Una nación equilibrada, integrada, sustentable y socialmente justa; será el resultado de la implementación de una agenda de desarrollo que aborde los asuntos pendientes.

Sin retrasos, necesitamos la generación y aplicación de políticas públicas que posibiliten a nuestras gentes el acceso a oportunidades de avanzar.

La Constitución propone como principal objetivo; sentar las bases para la consolidación del Estado Democrático Social y Solidario de Derecho, condición sine qua num, para combatir con éxito la pobreza y la desigualdad.

Sin institucionalidad democrática no se puede construir desarrollo.  Observamos atónitos como se incurre en desacato y no se aplica la Estrategia Nacional de Desarrollo, que es la guía para la consecución del Estado Social y Democrático.

Leyes nodales para alcanzar nuestro propósito como la Ley 498-06 de Planificación y la Ley 147-02 de Prevención y Gestión de Riesgos, entre otras, son desacatadas en nuestro país.

Hace décadas que deberíamos tener el territorio ordenado, bajo una ley de Ordenamiento Territorial que regule efectivamente el uso del territorio según su vocación; facilitando una gestión adecuada de su uso.

Toda vez que se elabore el Presupuesto Nacional se debe pensar que

el mismo es la herramienta que debe posibilitar la consecución anual de los objetivos y metas de corto, mediano y largo plazo; así como la gestión eficiente de los recursos públicos en función de las prioridades del desarrollo nacional como manda la Carta Magna.

Hasta hoy la política presupuestaria no ha respondido a los principios de que el Presupuesto es un instrumento para promover el desarrollo económico y social.

Es necesario una regeneración de la vida democrática y un cambio radical en la cultura política y en la gestión de la cosa pública, convertir el Estado en un promotor del bienestar y desarrollo de todos.

En el presupuesto deben ser destinado fondos suficientes para desarrollar un amplio programa de saneamiento de cuencas hidrológicas, restauración forestal, ordenamiento territorial, mejoramiento de suelos, saneamiento, agua potable, prevención de riesgos, hace falta políticas que mejoren las condiciones del medio rural, promoviendo el acceso a servicios y oportunidades económicas; aumentando el gasto social en educación, salud e inversiones en infraestructuras

Necesitamos sin demora un plan de construcción de acueductos rurales y sistemas de tratamiento de aguas negras, regeneración forestal, saneamiento de cuencas, apoyo a la producción agropecuaria y reparación de caminos rurales.

Apegados a la Constitución y las leyes, construyamos un País institucionalmente democrático, con una justa distribución del poder, las riquezas y las oportunidades.

martes, 14 de septiembre de 2021

Proclaman restaurada la Independencia de la República Dominicana

 

Proclaman restauración de  la Independencia de la República Dominicana

Cumple 154 aniversario gesta patriótica Restauración de la República -  GenteRD

 Hector Tineo

SANTIAGO DE LOS CABALLEROS, el 14 de septiembre de 1863, luego de la victoria de los restauradores en la Batalla de Santiago, proclamaron el acta que declaró restaurada la Independencia de la República Dominicana.

En el acta, los próceres reunidos en Santiago de los Caballeros, resaltan los motivos que tuvieron para tomar las armas y restaurar la República, en razón de que la Anexión a España no fue la voluntad del pueblo dominicano.

“… nuestra anexión a la Corona no fue la obra de nuestra espontánea voluntad, sino el querer fementido del general Santana y de sus secuaces, quienes en la desesperación de su indefectible caída del poder, tomaron el partido de entregar la República, la obra de grandes y cruentos sacrificios, bajo el pretexto de anexión al poder de España, permitiendo que descendiese el pabellón cruzado, enarbolado por el mismo general Santana, a costa de la sangre del pueblo dominicano, con mil patíbulos de triste recordación”.

Consideraron que por magnánimas que hayan sido las intenciones y acogidas de la reina Doña Isabel II, respecto del Pueblo Dominicano, al atravesar el Atlántico, y al ser ejecutadas por sus mandatarios subalternos, ellas se han transformado en medidas bárbaras y tiránicas, que el pueblo dominicano no ha podido ni debido sufrir.

“Para así probarlo, basta decir que hemos sido mandados por un Buceta y un Campillo, cuyos hechos son bien notorios.

Los restauradores consideraron que “Si el gobierno de España es político, si consulta sus intereses y también los nuestros, debe persuadirse de que a un pueblo que por largo tiempo ha gustado y gozado la Libertad no es posible sojuzgársele sin el exterminio del último de sus hombres. De ellos debe persuadirse la augusta y cuyos filantrópicos sentimientos confesamos y respetamos; pero Su Majestad. ha sido engañada por la pérdida del que fue nuestro Presidente, el general Pedro Santana y la de sus Ministros, y lo que ha tenido un origen vicioso, no puede ser válido por el transcurso del tiempo”.

Resaltan que “La anexión de la República Dominicana a la Corona de España ha sido la voluntad de un solo hombre que ha domeñado; nuestro más sagrados derechos, conquistados con 18 años de inmensos sacrificios, han sido traicionados y vendidos; el gabinete de la Nación Española ha sido engañado y engañados también muchos de los dominicanos de valía e influencia, con promesas que no han sido cumplidas, con ofertas luego desmentidas, pronunciamientos, manifestaciones de los pueblos arrancadas por la coacción, ora moral, ora física de nuestro opresor y los esbirros que le rodeaban, remitidas al gobierno español, le hicieron creer falsamente nuestra espontaneidad para anexarnos; empero, muy a breve, convencidos los pueblos del engaño y perfidia, levantaron su cabeza y principiaron a hacer esfuerzos gloriosos, aunque por desgracia inútiles, al volver de la sorpresa que les produjera tan monstruoso hecho, para recobrar su independencia perdida, su Libertad anonadada, Díganlo sino, las víctimas de Moca, San Juan, Las Matas, El Cercado, Santiago, Guayubín, Montecristi, Sabaneta y Puerto Plata.

Los restauradores expresaron que durante la Anexión a España imperó la opresión de todo género, las restricciones y la exacción de contribuciones desconocidas e inmerecidas.

“… los hábitos de un pueblo libre por mucho años han sido contrariados impolíticamente, no con aquella luz vivificadora y que ilustra, sino con un fuego quemante y de exterminio. Escarnio, desprecio, marcada arrogancia, persecuciones y patíbulos inmerecidos y escandalosos, son los únicos resultados que hemos obtenido, cual corderos, de los subalternos del Trono español, a cuyas manos se confiara nuestra suerte”.

Asimismo, en la declaración de Independencia recuerdan:

“El incendio, la devastación de nuestras poblaciones, las esposas sin sus esposos, los hijos sin sus padres, la pérdida de todos nuestros intereses, y la miseria en fin; he aquí los gajes que hemos obtenido de nuestra forzada y falaz anexión al Trono Español. Todo hemos perdido; pero nos queda nuestra Independencia y Libertad, por las cuales estamos dispuestos a derramar nuestra última gota de sangre.

Entre los firmantes del acta de Independencia de la Restauración de la República figuran: Gaspar Polanco, Gregorio Luperón, José A. Salcedo, Benito Monción, Benigno Filomeno Rojas, P. Pujol, J. Belisario Curiel, Pedro Francisco Bonó, Genaro Perpiñán, Juan Antonio Polanco, Ricardo Curiel y Pedro A. Pimentel.

También Ulises F. Espaillat, H. S. Riobé, F. A. Salcedo, Esteban Almánzar, Juan V. Curiel, Cirilo Castellanos, Juan A. Villa, F. Shefremberg, Ramón Almonte, Doctor M. Ponce de León, Francisco Casado, J. Epifanio Márquez, Dionisio Troncoso, Pablo Miguel Quezada, R. Velázquez, Gavino Crespo, Francisco Reyes, Anastasio Mercado y José Herrera.

El día 14 de septiembre de 1863, cuando se firmó el acta de Independencia, las tropas restauradoras disponían de 500 hombres en las elevaciones que se encuentran a ambos flancos del poblado de Altamira y de 1,000 hombres dentro del poblado, al mando del Coronel Latour.

Los españoles avanzaban con el Batallón La Corona, a la vanguardia, los batallones Madrid y San Quintín, en el centro y los Cazadores del Batallón Isabel II, en retaguardia.

El informe militar indica que los dominicanos iniciaron el fuego a las 14:30 horas, cuando la vanguardia española entró en la zona de muerte. Los españoles trataron de emplazar sus piezas de artillería a la entrada del pueblo, pero una columna de 500 hombres restauradores lo impidió.

En esa circunstancia, la vanguardia española se vio obligada a replegarse hacia la retaguardia, pero para esto fue necesario que calaran sus bayonetas y al arma blanca obligaron a los restauradores a dispersarse hacia los flancos.

Las fuerzas dominicanas que se encontraban en las alturas, continuaron su fuego de hostigamiento contra las tropas españolas, que ripostaban con fuerza de artillería.

El texto del Acta de Independencia es el siguiente:

Acta de independencia

“Nosotros los habitantes de la parte de España de la Isla de Santo Domingo, manifestamos por medio de la presente acta de Independencia, ante Dios, el mundo entero y el Trono de España, los justos y legales motivos que nos han obligado a tomar las armas para restaurar la República Dominicana y reconquistar nuestra libertad; el primero, el más precioso de los derechos con que el hombre fue favorecido por el Supremo Hacedor del Universo, justificando así nuestra conducta arreglada y nuestro imprescindible obrar, toda vez que otros medios suaves y persuasivos, uno de todos muy elocuente, no han sido bastantes para persuadir al trono de Castilla, de que nuestra anexión a la Corona no fue la obra de nuestra espontánea voluntad, sino el querer fementido del general Santana y de sus secuaces, quienes en la desesperación de su indefectible caída del poder, tomaron el partido de entregar la República, la obra de grandes y cruentos sacrificios, bajo el pretexto de anexión al poder de España, permitiendo que descendiese el pabellón cruzado, enarbolado por el mismo general Santana, a costa de la sangre del pueblo dominicano, con mil patíbulos de triste recordación.

“Por magnánimas que hayan sido las intenciones y acogidas de S.M. Doña Isabel II (Q.D.G.), respeto del Pueblo Dominicano, al atravesar el Atlántico, y al ser ejecutadas por sus mandatarios subalternos, ellas se han transformado en medidas bárbaras y tiránicas, que este pueblo no ha podido ni debido sufrir. Para así probarlo, basta decir que hemos sido mandados por un Buceta y un Campillo, cuyos hechos son bien notorios.

“La anexión de la República Dominicana a la Corona de España ha sido la voluntad de un solo hombre que ha domeñado; nuestro más sagrados derechos, conquistados con 18 años de inmensos sacrificios, han sido traicionados y vendidos; el gabinete de la Nación Española ha sido engañado y engañados también muchos de los dominicanos de valía e influencia, con promesas que no han sido cumplidas, con ofertas luego desmentidas, pronunciamientos, manifestaciones de los pueblos arrancadas por la coacción, ora moral, ora física de nuestro opresor y los esbirros que le rodeaban, remitidas al gobierno español, le hicieron creer falsamente nuestra espontaneidad para anexarnos; empero, muy a breve, convencidos los pueblos del engaño y perfidia, levantaron su cabeza y principiaron a hacer esfuerzos gloriosos, aunque por desgracia inútiles, al volver de la sorpresa que les produjera tan monstruoso hecho, para recobrar su independencia perdida, su Libertad anonadada, Díganlo sino, las víctimas de Moca, San Juan, Las Matas, el Cercado, Santiago, Guayubín, Montecristi, Sabaneta y Puerto Plata.

“¿Y cómo ha ejercido la España el dominio que indebidamente adquirió sobre unos pueblos libres? La opresión de todo género, las restricciones y la exacción de contribuciones desconocidas e inmerecidas, fueron muy luego puestas en ejercicio.

“¿Ha observado por ventura para con un pueblo que se le había sometido, aunque de mal grado, las leyes de los países cultos y civilizado, guardado y respetando cual debía las conveniencias, las costumbres, el carácter y los derechos naturales de todo hombre en Sociedad? Lejos de eso: los hábitos de un pueblo libre por muchos años han sido contrariados impolíticamente, no con aquella luz vivificadora y que ilustra, sino con un fuego quemante y de exterminio. Escarnio, desprecio, marcada arrogancia, persecuciones y patíbulos inmerecidos y escandalosos, son los únicos resultados que hemos obtenidos, cual corderos, de los subalternos de Trono español, a cuyas manos se confiara nuestra suerte.

“El incendio, la devastación de nuestras poblaciones, las esposas sin sus esposos, los hijos sin sus padres, la pérdida de todos nuestros intereses, y la miseria en fin; he aquí los gajes que hemos obtenido de nuestra forzada y falaz anexión al Trono Español. Todo hemos perdido; pero nos queda nuestra Independencia y Libertad, por las cuales estamos dispuestos a derramar nuestra última gota de sangre.

“Si el gobierno de España es político, si consulta sus intereses y también los nuestros, debe persuadirse de que a un pueblo que por largo tiempo ha gustado y gozado la Libertad no es posible sojuzgársele sin el exterminio del último de sus hombres. De ellos debe persuadirse la augusta y cuyos filantrópicos sentimientos confesamos y respetamos; pero S.M. ha sido engañada por la perdida del que fue nuestro Presidente, el general Pedro Santana y la de sus Ministros, y lo que ha tenido un origen vicioso, no puede ser válido por el transcurso del tiempo.

“He aquí las razones legales y muy justos motivos que nos han obligado a tomar las armas y defendernos como lo haremos siempre, de la dominación que nos oprime y que viola nuestros sacrosantos derechos, así como las leyes opresoras que no han debido imponérsenos.

“El mundo conocerá nuestra justicia y fallará. El Gobierno Español deberá conocerla también, respetarla y obrar en consecuencia.

lunes, 13 de septiembre de 2021

Acta de la Restauración de la Independencia 14 septiembre de 1863

 

El texto del Acta de la Restauración de la Independencia es el siguiente:

 La Guerra de la Restauración, causas, principales actores y consecuencias  de la misma - Noticiario Barahona

Acta de independencia

“Nosotros los habitantes de la parte de España de la Isla de Santo Domingo, manifestamos por medio de la presente acta de Independencia, ante Dios, el mundo entero y el Trono de España, los justos y legales motivos que nos han obligado a tomar las armas para restaurar la República Dominicana y reconquistar nuestra libertad; el primero, el más precioso de los derechos con que el hombre fue favorecido por el Supremo Hacedor del Universo, justificando así nuestra conducta arreglada y nuestro imprescindible obrar, toda vez que otros medios suaves y persuasivos, uno de todos muy elocuente, no han sido bastantes para persuadir al trono de Castilla, de que nuestra anexión a la Corona no fue la obra de nuestra espontánea voluntad, sino el querer fementido del general Santana y de sus secuaces, quienes en la desesperación de su indefectible caída del poder, tomaron el partido de entregar la República, la obra de grandes y cruentos sacrificios, bajo el pretexto de anexión al poder de España, permitiendo que descendiese el pabellón cruzado, enarbolado por el mismo general Santana, a costa de la sangre del pueblo dominicano, con mil patíbulos de triste recordación.

“Por magnánimas que hayan sido las intenciones y acogidas de S.M. Doña Isabel II (Q.D.G.), respeto del Pueblo Dominicano, al atravesar el Atlántico, y al ser ejecutadas por sus mandatarios subalternos, ellas se han transformado en medidas bárbaras y tiránicas, que este pueblo no ha podido ni debido sufrir. Para así probarlo, basta decir que hemos sido mandados por un Buceta y un Campillo, cuyos hechos son bien notorios.

“La anexión de la República Dominicana a la Corona de España ha sido la voluntad de un solo hombre que ha domeñado; nuestro más sagrados derechos, conquistados con 18 años de inmensos sacrificios, han sido traicionados y vendidos; el gabinete de la Nación Española ha sido engañado y engañados también muchos de los dominicanos de valía e influencia, con promesas que no han sido cumplidas, con ofertas luego desmentidas, pronunciamientos, manifestaciones de los pueblos arrancadas por la coacción, ora moral, ora física de nuestro opresor y los esbirros que le rodeaban, remitidas al gobierno español, le hicieron creer falsamente nuestra espontaneidad para anexarnos; empero, muy a breve, convencidos los pueblos del engaño y perfidia, levantaron su cabeza y principiaron a hacer esfuerzos gloriosos, aunque por desgracia inútiles, al volver de la sorpresa que les produjera tan monstruoso hecho, para recobrar su independencia perdida, su Libertad anonadada, Díganlo sino, las víctimas de Moca, San Juan, Las Matas, el Cercado, Santiago, Guayubín, Montecristi, Sabaneta y Puerto Plata.

“¿Y cómo ha ejercido la España el dominio que indebidamente adquirió sobre unos pueblos libres? La opresión de todo género, las restricciones y la exacción de contribuciones desconocidas e inmerecidas, fueron muy luego puestas en ejercicio.

“¿Ha observado por ventura para con un pueblo que se le había sometido, aunque de mal grado, las leyes de los países cultos y civilizado, guardado y respetando cual debía las conveniencias, las costumbres, el carácter y los derechos naturales de todo hombre en Sociedad? Lejos de eso: los hábitos de un pueblo libre por muchos años han sido contrariados impolíticamente, no con aquella luz vivificadora y que ilustra, sino con un fuego quemante y de exterminio. Escarnio, desprecio, marcada arrogancia, persecuciones y patíbulos inmerecidos y escandalosos, son los únicos resultados que hemos obtenidos, cual corderos, de los subalternos de Trono español, a cuyas manos se confiara nuestra suerte.

“El incendio, la devastación de nuestras poblaciones, las esposas sin sus esposos, los hijos sin sus padres, la pérdida de todos nuestros intereses, y la miseria en fin; he aquí los gajes que hemos obtenido de nuestra forzada y falaz anexión al Trono Español. Todo hemos perdido; pero nos queda nuestra Independencia y Libertad, por las cuales estamos dispuestos a derramar nuestra última gota de sangre.

“Si el gobierno de España es político, si consulta sus intereses y también los nuestros, debe persuadirse de que a un pueblo que por largo tiempo ha gustado y gozado la Libertad no es posible sojuzgársele sin el exterminio del último de sus hombres. De ellos debe persuadirse la augusta y cuyos filantrópicos sentimientos confesamos y respetamos; pero S.M. ha sido engañada por la perdida del que fue nuestro Presidente, el general Pedro Santana y la de sus Ministros, y lo que ha tenido un origen vicioso, no puede ser válido por el transcurso del tiempo.

“He aquí las razones legales y muy justos motivos que nos han obligado a tomar las armas y defendernos como lo haremos siempre, de la dominación que nos oprime y que viola nuestros sacrosantos derechos, así como las leyes opresoras que no han debido imponérsenos.

“El mundo conocerá nuestra justicia y fallará. El Gobierno Español deberá conocerla también, respetarla y obrar en consecuencia.

Santiago de los Caballeros, Septiembre 14 de 1863

Firmados: Gaspar Polanco, Gregorio Luperon, José A. Salcedo, Benito Monción, Benigno F. Rojas, P. Pujol, J. Belisario Curiel, Pedro Francisco Bonó, Genaro Perpiñán, Juan Antonio Polanco, Ricardo Curiel, Pedro A. Pimentel, Ulises F. Espaillat, H. S. Riobé, F. A. Salcedo, Esteban Almanza, Juan V. Curiel, Cirilo Castellanos, Juan A. Villa, F. Shefremberg, Ramón Almonte, Doctor M. Ponce de León, Francisco Casado, J. Epifanio Márquez, Dionisio Troncoso, Pablo. Miguel Quezada, R. Velázquez, Gavino Crespo, Francisco Reyes, Anastasio Mercado, José Herrera, Juan María Jiménez, Santiago Petitón, José Miguel Reyes, Jacobo Rodríguez , José J. Reyes, Tamón Polanco, Andrés Reyes Tolentino, Francisco de Peña, Manuel Tejada, Ramón López, Bonifacio Saviñón, Ulpiano de Córdoba, Eugenio Valerio, Domingo Miguel Pichardo, Ramón Batista, Remigio Batista, Evaristo Aybar, José Espaillat, Fedérico Miranda, Tancredo Fondeu,Miguel Múñoz, Faustino García, Wesceslao Reyes, M.R. Rodríguez, Juan de Jesús Megía, Manuel López, Francisco Javier Guridi, Francisco Angela, Furcy Fondeur, Esteban Aybar, José J. Méndez, Santos Quesada, Miguel A. Romón, Martín de Moya, Virgilio López, Sebastián, Pichardo, Manuel A. Román, Eugenio Fondeur, Vicente Morel, Emeterio Disla, Alejandro A. Reyes, Vicente Tavares, manuel de Jesús Tavarez, José A. Olavarrieta, Macario de Lora. Juan E. Gil, Antonio Ureña, Juan Antonio Pichardo, Clisancio de los Santos, Pedro Tapia, Tomás Cocco hijo, Manuel de Jesús Vargas, Juan José de Vargas, Sebastián Valverde, Agustín F. Bidó, Santiago de Lora, Florentino Calderón, Telésforo Reynoso, Manuel María Grullón, Buenaventura Grullón, Juan Ricardo Justiniano Curiel, José R. Curiel, Manuel Ma. Curiel, Manuel María Abreu, Joaquín Valcárcel, Manuel María Ramos, Faustino Caballero, Ramón Guzmán, Bone Angrand, Simón Valdés, Santiago Ureña, Siverio Almonte, Pedro A. Batista, Ramón Calderón, José Michel, Tomás Morillo, Eusebio Gómez, Santiago Tavera, Juan del Rosario, Zacarías Ferreria, Zacarías Espinal, Adolfo de Lara, Benigno de Lora, Gregorio Ureña, Fermín Cepeda, Manuel de Jesús Raposo, Tomás Aybar, Raymundo Camejo, Narciso Román, Manuel de Jesús Núñez, Emeterio Morel, Joaquín Silva, José Gabriel García, Santos Murasachi, Narciso Quintero, Fedérico Morel, José María García, Filomerno Beato, Marcos Mejía, ...

sábado, 11 de septiembre de 2021

Recordando a Juan Santamaría a 11 años de su partida

 Recordando a Juan Santamaría a 11 años de su partida

Hector Olivo

Once años se cumplen del sentido fallecimiento del sociólogo y dirigente del PLD, Juan Francisco Santamaría

En el décimo aniversario del fallecimiento de Juan Francisco Santamaría, miembro fundador del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), dirigentes de esa organización le recuerdan por su espíritu conciliador y su predicamento a favor de la consolidación del PLD como partido político y la formación de sus militantes.

Santamaría, falleció en Santo Domingo, el 11 de septiembre del 2010, a la edad de 59 años, por problemas hepáticos que no pudo superar, al momento de su muerte era asistente especial del presidente Leonel Fernández.

“Un militante que siempre estuvo dispuesto a la concertación y a la mediación, siempre con consejo oportuno que permitiera evitar situaciones difíciles o advirtiendo sobre errores.

Se le recuerda siempre por su cordialidad, su estilo positivo, alegre y optimista y su entrega a la causa partidaria y a la del país

En su juventud Juan Francisco Santamaría fue Secretario General de la Federación de Estudiantes Dominicanos (FED) de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, en donde le correspondió la fundación del Frente Estudiantil de Liberación (FEL), brazo estudiantil del Partido de la Liberación Dominicana al momento de fundarse esta organización política.

Ligado a la academia no se apartó de su militancia política en el Partido de la Liberación Dominicana, organización a la que llegó junto al grupo de fundadores que encabezó el Profesor Juan Bosch en diciembre de 1973, fue un activo vicesecretario en Relaciones Internacionales y al momento de su deceso miembro del Comité Central.

Como vicesecretario de Relaciones Internacionales del PLD representó este partido en múltiples foros internacionales como las asambleas de la COPPPAL; Foro de Sao Paulo y otros, de los Partidos de pensamiento progresista en Latinoamérica y el mundo.

Juan Francisco Santamaría fue un eterno preocupado por su país por quien luchó y se sacrificó para ver encaminada esta tierra de Duarte y Juan Bosch, por los senderos del progreso en paz y armonía.

jueves, 19 de agosto de 2021

Para gobernar bien


domingo, 11 de julio de 2021

12 de julio Día de Regocijo y de Conmemoración Patriótica

 12 de julio Día de Regocijo y de Conmemoración Patriótica

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El 12 de julio, se cumplen 97 años de la salida del territorio nacional de las tropas del ejército de los Estados Unidos.

Este acontecimiento puso el fin a la oprobiosa intervención, que durante ocho años, mancilló la soberanía nacional, a partir de noviembre de 1916; dando inicio a la Tercera República.

Esta fecha se enmarca entre las fechas patrias dominicana, la Ley número 50, del 22 de Julio de 1963 aprobada, durante el gobierno de Juan Bosch, declara el día 12 de julio como “Día de Regocijo y de Conmemoración Patriótica”.

Desde sus inicios la ocupación norteamericana, tuvo la oposición de amplios sectores nacionales, siendo enfrentada fervor con las armas y la lucha cívica.

Los patriotas fueron perseguidos y encarcelados de manera sistemática, siendo sometidos a vejámenes y torturas, nunca vistos en el país.

Dos eventos cargados de épica simbólica nos muestran el arrojo y coraje de la resistencia de los dominicanos a tal ignominia; constituyendo un ejemplo del valor del pueblo dominicano. Un joven de 17 años, Gregorio Urbano Gilbert tomó la determinación de oponer resistencia individual al desembarco de las tropas extranjeras, armado de un revólver calibre 32 y un cuchillo, se dirigió al muelle en San Pedro de Macorís y al grito de ¡Viva la República Dominicana! descargó su revólver sobre un grupo de oficiales que ponían pies en suelo dominicano.

El 3 de julio de 1916,en el cerro de la Barranquita, Laguna Salada, Valverde; una columna compuesta por 80 hombres con escasas armas, al mando del Gral. Carlos Daniel y el Capitán Máximo Cabral, hicieron resistencia heroica al ejército invasor que avanzaba desde Montecristi hacia Santiago, enfrentaron al invasor, a sabiendas que era una lucha desigual, pero necesaria.

La resistencia armada permanente, fue asumida por los llamados gavilleros, una forma de resistencia popular, constituidos en núcleos guerrilleros, que se levantaron contra la ocupación, estaban integrados mayormente por campesinos y trabajadores de las zonas rurales Se crearon organizaciones cívicas como la Junta Patriótica de Damas y las asociaciones de Jóvenes Dominicanos.

La Unión Nacional Dominicana, aglutinó a los intelectuales que expresaron un contundente rechazo a la misma, desde la tribuna, con manifiestos escritos en revistas, periódicos, volantes, encuentros patrióticos en plazas y ateneos y logias; para reclamar y exigir el retiro de las tropas norteamericanas del país y el regreso a la soberanía dominicana.

En estas actividades tuvieron destacada participación las Maestras Normales Ercilia Pepín Estrella y Luisa Ozema Pellerano, la médico Evangelina Rodríguez, los hermanos Henríquez y Carvajal, Américo Lugo, Emiliano Tejera, Fabio Fiallo, Federico García Godoy, Enrique Apolinar Henríquez, César Tolentino, entre otros.

El 12 de julio es una fecha que recuerda un hecho histórico trascendente que es necesario analizar para justipreciar su significado y reconocer el valeroso esfuerzo y el noble sacrificio del patriotismo dominicano que tras ocho años de una numantina resistencia lograron restaurar por segunda ocasión la soberanía nacional.

Ese mismo día como muestra de júbilo y orgullo nacional, a la una de la tarde en la Fortaleza Ozama, en presencia de una gran multitud fue bajada la bandera extranjera e enhestar, la insignia tricolor, que nos legó Juan Pablo Duarte.