Para gobernar bien
Para hacer un buen gobierno sobran la parafernalia y montaje, delatores de cultura
grandilocuente con innecesario triunfalismo y abundancia de promesas fatuas.
La alocución presidencial señala un diagnostico erróneo del momento actual y de las
prioridades a satisfacer.
La marcada y lacerante pobreza, fue la gran ausente del discurso, no se
habló de políticas tendentes a construir acceso a oportunidades de
desarrollo y bienestar.
Se ignoró la gran deuda social con el campo dominicano.
No se es consciente que sin desarrollo rural, no habrá desarrollo
nacional.
Para el gobierno debe ser prioridad el abastecimiento de agua contemplar el urgente saneamiento de las cuencas hidrográficas y la
regeneración forestal, en especial en las áreas circundantes de las
descuidadas presas que no son sometidas al obligado mantenimiento y
reparación requeridos.
Sobran los rutinarios discursos, con anuncios pomposos de
grandes obras.
Sin embargo faltan espacios que anuncien reparaciones de los caminos
vecinales y las necesarias obras de infraestructuras que mejorarían la
precariedad de la vida de nuestras comunidades rurales.
Quizas no es deliberado, sin embargo el anunciado mejoramiento vial,
en tres o cuatro grandes núcleos poblacionales, terminará por vaciar de
una vez y por siempre nuestros campos, invitando a la gente a buscar en esos lugares, las
oportunidades que se les niega en sus comunidades.
¿Quienes producirán los alimentos y garantizarán la necesaria seguridad
alimentaria?
Significativo en este inverosímil bodevíl, las comunidades rurales de la
cordillera septentrional de Santiago de los Caballeros llevan años
pidiendo arreglo de sus destruidos caminos vecinales, sin embargo, para
la cordillera septentrional se anuncia la amenaza de destrucción de sus
ecosistema con la, instalación de la empresa privada llamada Vía del
Ámbar, tan absurda cono innecesaria.
Si no se tiene conciencia del rol del Estado en naciones pobres, nada
bueno lograremos.
Gobernar debe ser un acto consciente de servicio público,
construyendo bienestar y desarrollo;reduciendo asimetrías entre personas, comunidades y regiones.
Si algo quedó claro en el discurso de anoche es, que para el poder
ejecutivo y sus autoridades no existe la Ley 1-12, que como toda ley es
de obligado cumplimiento.
La Estrategia Nacional de Desarrollo define qué país deseamos tener los
dominicanos para el año 2030. Aspira a la construcción de un país próspero, de una democracia
participativa y a la justicia social
Al gobierno se va a planificar y aplicar normas, planes y proyectos.
La Constitución establece que el Estado debe estar al servicio del bien común.