¿Cuál es el nombre de nuestra isla?
Por Juan Daniel Balcácer
Dos artículos anteriores, uno que versa
sobre el nombre de la ciudad capital de República Dominicana, que es
Santo Domingo (sin el Guzmán), y el otro que aborda el tema del
gentilicio de los dominicanos, han suscitado entre algunos amigos
lectores la interrogante que intitula el presente escrito.
En
efecto, al igual que acontece respecto de los nombres de la ciudad y de
los dos gentilicios con los que indistintamente somos conocidos los
habitantes del pueblo de Santo Domingo, dominicanos y quisqueyanos, hay
quienes consideran que tal diversidad de nombres genera confusión entre
el ciudadano común. Estimo, sin embargo, que si echamos una breve ojeada
a la evolución histórica del pueblo dominicano estaremos en capacidad
de comprender la cuestión de los diferentes nombres que ha tenido la
isla que hoy comparten las naciones haitiana y dominicana.
Nombres primitivos y europeos
Cristóbal
Colón, en su Diario de Navegación, al referirse al nombre que los
taínos daban a la isla, reiteradas veces consignó que éstos la llamaban
Bohío. En efecto, el miércoles 5 de diciembre de 1492, tras su arribo a
nuestra demarcación isleña, Colón reveló que mientras se hallaba en
Cuba, los aborígenes le hablaron de la existencia de una isla abundante
en oro, que llamaban el Baneque o el Babeque. Decidió, por tanto,
continuar la expedición en busca de dicha isla, pero en cambio llegó a
la que él denominó Española, maravillado por su belleza natural que, a
su entender, semejaba algunas regiones de España.
En el Diario se
lee que "Tampoco pudo ir al Baneque, porque el viento que llevaba era
Nordeste. Yendo así miró al Sueste y vido tierra y era una isla muy
grande, de la cual ya tenía dizque información de los indios, a que
llamaban ellos Bohío, poblada de gente". Varios días después, el 9 de
diciembre de 1492, el Almirante resolvió bautizar la isla Bohío con el
nombre de Española. Hay en ella -escribió-, "unas vegas las más hermosas
del mundo y cuasi semejables a las tierras de Castilla, ante estas
tienen ventaja, por lo cual puso nombre a la dicha isla Española".
Fray
Ramón Pané, sacerdote Jerónimo que vino al Nuevo Mundo en el segundo
viaje de Colón, y quien fue el primero en aprender el idioma de los
indios macorixes de la Española, en su Relación acerca de las
antigüedades de los Indios dice que "la isla llamada Española, que antes
llevaba el nombre de Haití y así la llaman los habitantes de ella;
anteriormente, ésta y las otras islas se llamaban Bouhí". Emiliano
Tejera, en su libro Indigenismos, nos dice que el vocablo tenía varias
formas de escritura: Bohío, Buhío o Boío.
Bartolomé de Las Casas
nos dice en su Historia de las Indias que: "Yendo pues así, mirando las
tierras, puso los ojos al Sueste, y vido tierra muy grande y ésta es la
grande y felicísima isla Española, de la cual tenían nuevas muy
frecuentes de los indios, que como cosa muy fastuosa se la nombraban,
llamándola Bohío, no supe por qué tal nombre le pusiesen, siendo toda
una lengua de los de Cuba y de la Española, pues no se llamaba sino
Haytí, la última sílaba aguda... Así que, miércoles, a 5 días de
diciembre, descubrió el Almirante la isla de Haytí, a la cual puso
después, como luego aparecerá, la Española".
El vocablo Quisqueya
Acaso
el cronista que mayor controversia ha creado en relación con los
nombres de la isla fue Pedro Mártir de Anglería. De este autor puede
decirse que fue el primero, hacia el 1556, en publicar una historia
sobre el descubrimiento de América. Si bien es cierto que nunca estuvo
en América, también es verdad que abrevó en valiosas fuentes primarias,
entre éstas el propio Cristóbal Colón. En su Décadas del Nuevo Mundo
Anglería escribió: "Los nombre que los primitivos habitantes pusieron a
la Española primero Quizqueia y luego Haití. Tales denominaciones no
fueron hijas del capricho, sino de la significación que según ellos
tenían…"
Anglería es, pues, el primer cronista de Indias en
mencionar el vocablo Quisqueya como nombre aborigen de la isla. También
consignó que los indios denominaban la isla Cipango. A este autor es al
que debemos la invención del vocablo Hispaniola que, según algunos
entendidos en cuestiones lingüísticas, se trató de una equivocada
traducción de Española, una "caprichosa latinización del legítimo nombre
de la Española, que fue el que realmente ostentó la isla a raíz de su
colonización por los europeos", según Leónidas García Lluberes.
José
Gabriel García sostiene en su Compendio de la Historia de Santo Domingo
que "El nombre principal que le daban los aborígenes a la isla en que
habitamos era Haití, que entre ellos significaba tierra alta; pero a más
de este nombre tenía en la parte oriental el de Quisqueya, que
equivalía a madre de la tierra; y en la occidental el de Babeque o
Bohío, cuya traducción era tierra de oro". En cuanto a Babeque, sabemos
por Cristóbal Colón que ese nombre no correspondía a la isla de Bohío o
Haití.
Entre los historiadores dominicanos, sin embargo, no
existe consenso respecto del vocablo Quisqueya. Hay quienes se inclinan
-como Jorge Tena Reyes- por la tesis de que el nombre primitivo de la
isla era solo uno: Haití. Otros, empero, prefieren adherirse a la tesis
de que a la llegada de los europeos, la isla tenía varios nombres y que
Quisqueya era uno de ellos. César Nicolás Penson, en Cosas Añejas,
escribió que Quisqueya no era voz indígena, pero reconocía ser de los
primeros autores en usarlo como distintivo de lo dominicano.
Posteriormente, el canónigo Apolinar Tejera escribió un enjundioso
artículo titulado "¿Quid Quisqueya?" en el cual tildó de apócrifo el
referido vocablo demostrando que el mismo no existió en la terminología
taína y que fue una invención del cronista Pedro Mártir de Anglería.
Al
parecer, no existe documento fidedigno -a no ser la versión ofrecida
por Anglería- que evidencie a Quisqueya como nombre autóctono de la
isla, aunque Anglería consignó que en tiempos del descubrimiento dicho
vocablo ya estaba en desuso. En cuanto se refiere al sustantivo
Quisqueya (del cual Colón nada dice en su Diario), existen dudas en
torno de su autenticidad como voz taína. Sin embargo, una realidad
lingüística insoslayable nos fuerza a aceptar dicho vocablo, debido a
que el mismo ha resultado de uso preferido por poetas e incluso con el
tiempo devino en el otro gentilicio con el que también se identifica a
los dominicanos. El historiador Emilio Rodríguez Demorizi sostuvo que
"el gentilicio quisqueyano apenas ha pasado de la literatura, de la
poesía y de la oratoria, Es nuestro nombre poético, como borinqueño en
Puerto Rico".
Las Relaciones de la época parecen indicar que los
taínos habían bautizado diversas regiones de la isla con los nombres
antes señalados. En el Manual de Historia Dominicana, Frank Moya Pons
prefirió eludir la confusa tradición de emplear varios vocablos
indígenas y llama Haití a la isla poblada por los taínos. Roberto Cassá,
en su Historia Económica y Social de la República Dominicana, también
emplea la voz Haití para referirse a la isla; Franklin Franco, por su
parte, en su Historia del Pueblo Dominicano, consigna los nombres de
Haití o Babeque. Respecto a este último nombre puede afirmarse que los
taínos denominaban otra isla, diferente de la nuestra.
Española o Santo Domingo
Se
recordará que hacia 1498 (no hay seguridad en torno del día ni del año)
Bartolomé Colón -hermano del Almirante-, fundó una ciudad, sobre la
margen oriental del río Ozama, que llamó Santo Domingo.
La ciudad
de Santo Domingo no tardó en convertirse en el principal puerto de la
isla Española y cuando en 1502 fue destruida por un huracán, el
gobernador de la colonia, que lo era Frey Nicolás de Ovando, dispuso su
traslado a la margen Occidental del río Ozama, que es donde actualmente
se encuentra.
Antonio del Monte y Tejada y José Gabriel García en
sus respectivas obras consignaron que el 6 de diciembre de 1508,
mediante Real Cédula, el rey de España extendió a toda la isla el nombre
de Santo Domingo. Sin embargo, se desconoce esa Real Cédula y se cree
que el nombre de Santo Domingo fue aplicado a la isla por uso general,
tal vez por parecerles más simpático y cómodo a europeos y criollos.
El nombre de Isla Española
prevaleció durante los primeros tres decenios del siglo XVI; pero ya en
1550 a todo el territorio insular se le aplicaba el nombre de Santo
Domingo o se combinaba con el de Española de esta manera: isla Española
de Santo Domingo, tal y como se evidencia en un libro que data de 1730,
escrito por el padre jesuita Pedro Javier Francois de Charlevoix
titulado Historia de la isla Española o de Santo Domingo; y en otro del
publicista francés Moreau de Saint Mery, publicado hacia 1796, que se
intitula Descripción topográfica y política de la parte española de la
Isla de Santo Domingo.
¿Santo Domingo o Hispaniola?
Desde
el siglo XVIII nuestra isla fue siempre conocida con el nombre de Santo
Domingo. Sin embargo, cuando los esclavos del Santo Domingo francés se
rebelaron contra el imperio napoleónico, y proclamaron la República de
Haití, en la Constitución de 1806 consignaron que: "La isla de Haití
(antes llamada Santo Domingo) con las islas adyacentes que de ella
dependen, forman la República de Haití." A partir de entonces, hasta
1867, los legisladores haitianos continuaron insistiendo en la tesis
louverturiana de la una e indivisible, ya que consideraban que Haití
solo tenía por límites el mar. El tema del nombre de la isla reapareció
en la reforma constitucional de 1996 en cuyo Art. 8, leemos que "El
territorio de la República de Haití comprende la parte Oriental de la
isla de Haití, así como las islas adyacentes…"
Los dominicanos,
en cambio, tras la proclamación de la República Dominicana en 1844,
cuando sancionaron la primera Carta Sustantiva de la nación, al
referirse al territorio de la República, consignaron lo siguiente en el
Artículo 2: "La parte española de la isla de Santo Domingo y sus islas
adyacentes, forman el territorio de la República Dominicana." De
entonces acá, todas las reformas constitucionales que han tenido lugar
en nuestro país han mantenido inalterable la cuestión del nombre de la
isla. El Pacto Fundamental vigente, que data del 26 de enero de 2010,
Art. 9. "El territorio de la R.D. es inalienable. Está conformado por la
parte oriental de la isla de Santo Domingo, sus islas adyacentes y el
conjunto de elementos de geomorfología marina."
Debido a esa
circunstancia en que dos Estados que comparten la misma isla, la
identifican con nombres diferentes, fue que durante la primera Ocupación
Militar Norteamericana de nuestro país, los generales norteamericanos
J.H. Pendleton (Jefe interino del Gobierno Militar) y W.W Russell,
Ministro de Estados Unidos en la República Dominicana, recomendaron a la
Sociedad de Geografía de Estados Unidos aplicar a nuestra isla el
nombre de Hispaniola.
Cuando esa sugerencia se hizo, mediante una
circular del 8 de junio de 1918, la intelectualidad dominicana de
inmediato elevó su protesta y rechazó tal proposición en virtud de que
Hispaniola nunca había sido nombre oficial de la isla y porque, además,
aún prevalecía el nombre original de Santo Domingo, consignado en
nuestra Carta Sustantiva desde 1844 a la fecha. Sin embargo, no pocos
académicos norteamericanos todavía utilizan el vocablo Hispaniola para
referirse a nuestra isla y debe quedar claramente establecido que el
territorio ocupado por Haití y República Dominicana sólo tiene un
nombre: Santo Domingo.
En cierta ocasión alguien sugirió el
nombre de la isla Colombina. Sin embargo, algún día llegará en que habrá
que enfrentar la cuestión de Hispaniola, nombre que en el pasado siglo,
como se indicó, fue impuesto por la Sociedad de Geografía de Estados
Unidos. Pero esta decisión tendrá que ser abordada de manera conjunta
por los gobiernos de Haití y República Dominicana, toda vez que es a
ambos Estados a los que corresponde decidir sobre el nombre común que
debe ostentar el territorio insular que compartimos haitianos y
dominicanos.