sábado, 16 de julio de 2016

Santiago no es Santo Domingo para ser fragmentado


Santiago no es Santo Domingo para ser fragmentado 
Reynaldo Peguero
                    
La ley 163-01 que creó la provincia Santo Domingo, modificó a su vez la ley 5220-59 sobre la División Territorial de la República Dominicana. Corría el año 2001, gobernaba el Presidente Hipólito Mejía, la presidencia de la Cámara de Diputados, era ocupada por Alfredo Pacheco y la Presidencia del Senado por Andrés Bautista García. Esta ley, además de fortalecer el Distrito Nacional, integró esta provincia del sur de la isla, por los municipios de Santo Domingo Este, Santo Domingo Oeste, Santo Domingo Norte y Boca Chica. Hoy, un grupo de legisladores y sus clientes políticos, quieren hacer lo mismo con la ciudad de Santiago.  
 
En 2001 la vieja Constitución no trataba el tema, no teníamos una ley de municipios (176-07), no había una Estrategia Nacional de Desarrollo (Ley 1-12),  y no había una ley de Ordenamiento Territorial en aprobación. Esta ausencia permitió que las acciones fraccionalistas de los legisladores dominicanos y sus clientes políticos continuaran viento en popa.
 
Pero al Congreso no le bastó crear una provincia y 5 nuevos municipios en Santo Domingo, sino que en 2006 volvieron a la carga, el citado Alfredo Pacheco intentó instituir una nueva provincia denominada Ramón Matías Mella”, incluso logró su aprobación en la Cámara de Diputados, pero su imprudencia territorial no se validó en el Senado. Esa nueva propuesta de provincia despedazaba nueva vez, la provincia Santo Domingo y proponía crear una nueva con la integración de los municipios de Santo Domingo Oeste, Santo Domingo Norte, Los Alcarrizos y Pedro Brand. Muchos políticos dominicanos aunque tengan mucho, siempre quieren más. 
 
Veamos la historia de las divisiones territoriales. En 1845 a la provincia Santiago pertenecían Santiago, Valverde, Puerto Plata, Monte Cristi y San José de las Matas. Más de 100 años después (1956), Monte Cristi y Puerto Plata eran provincias.  En 1958 las secciones de Villa González, Licey al Medio y Villa Bisonó, fueron elevadas a distritos. En 1961 el distrito municipal de Villa Bisonó se aprobó como municipio. La provincia Santiago de ese entonces no pasaba de 95 mil pobladores, no existía ningún proceso de planificación territorial, y apenas el Ayuntamiento de Santiago estaba abriendo la primera oficina de planeamiento del país.   
 
23 años después de la última división de la provincia Santiago (1961), los legisladores arrancan de nuevo en 1984, cuando la población de la provincia se ha concentrado en la ciudad de Santiago en más de 250 mil pobladores, Licey al Medio es transformado en municipio. Eso nunca debió haber sucedido. El Plan Estratégico no se había formulado y en 1987, Sabana Iglesia se constituye en distrito municipal y en 1991 Villa González fue elevada a municipio. Esta organización se mantuvo durante 15 años cuando teniendo en operación el primer Plan Estratégico en 2006, se comete un “sacrilegio” de consecuencias territoriales gravísimas, Puñal se transforma en municipio y Sabana Iglesia en 2007 también. Todavía en 2013 se creó el municipio de Baitoa.  Por favor, basta ya.
 
El Consejo Estratégico de Santiago (CDES) y más de 350 entidades de Santiago han tomado el “toro por los cuernos” para detener este desorden. Un nuevo fraccionamiento de Santiago se opone al Plan Estratégico (PES), viola el Plan de Ordenamiento (POT), altera la Estrategia Nacional de Desarrollo (Ley 1-12) y pone de relajo al Presidente de la República y al Ministro de Economía, Planificación y Desarrollo, quienes presentaron la excelente propuesta de Ley de Ordenamiento Territorial y Uso de Suelo, para impulsar un instrumento técnico de carácter sistémico que contiene las medidas y acciones pertinentes para planificar y ordenar de manera participativa todo el territorio nacional.
 
El ordenamiento territorial nacional propuesto al Congreso, por el señor Presidente Danilo Medina, impone 14 principios de ordenamiento territorial, facilita nuevos abordajes para que los municipios, ciudades y grandes barrios se ayuden unos con otros (mancomunidades); facilita un nuevo esquema de regionalización similar a la división de los Taínos, establece los centros urbanos, obliga a la planificación estratégica y crea un nuevo marco territorial. Mientras Santiago acumula suficiente población para transformarse en metrópolis articulada y ordenada, los fraccionalistas, quieren dividirnos. Santiago no es Santo Domingo, porque aquí tenemos identidad, personalidad, imagen y sentido de pertenenc
ia socioterritorial.

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