sábado, 17 de abril de 2010

No fue en en Jacagua

Todo sucedió de pronto … Una mala pisada provocó que Vicente perdiera el equilibrio y cayera rodando barranco abajo.

Al recobrar el conocimiento, sentía dolor en todo el cuerpo.…
Intentó moverse pero el cuerpo no le respondía. Todo le daba vueltas; hasta que le venció de nuevo el sueño.

Cuando despertó no podía explicarse ¡ quién era esa mujer que le miraba tiernamente, y posaba sus manos sobre su cabeza aturdida!
La mujer al notar la inquietud de Vicente, hacia gestos sugiriéndole que se mantuviera tranquilo.

Cuando logró que se calmara; entró sus manos en un macuto; sacó trozos de tuna , que machacó con una piedra; cuando estuvieron bien macerados, las mezcló con otras plantas que traía y lo puso en la frente de Vicente y lo cubrió con hojas de anamú.
Lo mismo hizo para cubrirle el tobillo, pero a la cataplasma que le colocó en el tórax por encima de las costillas, le añadió un material seboso además de bija. esta parte de cuerpo la cubrió con hojas de tabaco.

Casi caía la noche, la mujer se alejo, paso un momento y Vicente no escuchaba sus pasos sobre la hierba... Hasta que de nuevo escuchó el sonido de su andar. La mujer regresaba trayendo una vasija con agua y le dio de beber..
En cuclillas ante él , apretó con fuerza dos cajuiles dejando caer el néctar en los labios del herido.

Al alejarse la mujer Vicente volvió a dormirse, cuando despertó sintió que se elevaba, no sabía si era cierto, pues al no poder moverse, no pudo mirar el suelo.

A partir de ahí no volvió a despertarse hasta que días después me contó esta historia en su lecho del hospital la Princesa de Madrid, en el cual estaba internado luego de accidentarse mientras montaba bicicleta en la sierra de Guadarrama.

Carlos M..Checo

3 comentarios:

  1. buen comienzo,Papo !! Sigue escribiendo ...felicitaciones; javier

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  2. Que bien, muy buena forma de narrar y gran sentido de la imaginación. Sigue así, pa´lante.

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