Agua Salud y desarrollo en República
Dominicana
Por Carlos Checo
Estrella
República Dominicana tiene que enfrentar sin mayor dilación el
grave problema que constituye el precario servicio de acceso al agua potable y
saneamiento.
Las soluciones de esos problemas no pueden postergarse, ya
que constituyen una seria amenaza para la salud de los dominicanos y un obstáculo
para la conquista del desarrollo y la superación de la pobreza.
El agua es un elemento renovable, limitado, insustituible e
indispensable para nuestra
existencia. Sin ella no es posible la vida, ni animal ni vegetal. Es el
componente mayoritario en la estructura y procesos metabólicos de los seres
vivos.
Las Naciones Unidas declararon el acceso al agua como un
Derecho Humano.
El acceso al agua potable es una necesidad básica del ser
humano y vital tanto desde el punto de vista de la salud, social y económico.
El agua resulta vital a la hora de reducir la carga de
enfermedades y para mejorar la salud, el bienestar y la productividad de las poblaciones
La Asamblea General, reconoció el derecho de todas personas a
tener acceso a una cantidad de agua suficiente para el uso doméstico y personal
(entre 50 y 100 litros de agua por persona y día), segura, aceptable y
asequible
El artículo 15 de la Constitución
dominicana establece que “el agua constituye patrimonio nacional estratégico de
uso público, inalienable, imprescriptible, inembargable y esencial para la
vida. El consumo humano del agua tiene prioridad sobre cualquier otro uso. El
Estado promoverá la elaboración e implementación de políticas efectivas para la
protección de los recursos hídricos de la nación.”
De igual forma, el artículo 61 incluye el acceso al agua como parte de los derechos fundamentales de
los dominicanos.
En los albores del año veinticinco del siglo veintiuno en República
Dominicana no está garantizado el acceso universal a servicios de agua potable
y saneamiento.
En nuestro país el servicio de agua potable es deficiente y
se sirve agua de mala calidad.
El servicio de agua potable se
caracteriza por ser intermitentes, limitados a pocas horas a la semana.
Aquí se pierde más del 65% del agua servida por los
acueductos.
Nueve de cada 10 habitantes de las ciudades utilizan agua
embotellada como fuente de agua potable.
“El 40% de los hogares
más vulnerables destina un 12% de sus ingresos a adquirir agua y, de ese
porcentaje, un 95% es para agua embotellada que compra a empresas privadas”.
Lo óptimo, según investigaciones, es que se destinen un 5% de
los gastos del hogar a servicios de agua y saneamiento”, sostienen
especialistas del Banco Mundial
A pesar de los claros beneficios para el desarrollo humano, República
Dominicana no destina recursos suficientes para alcanzar metas de bienestar en materia
de agua y saneamiento.
Pese a que en el acápite 2.5.2, de la Estrategia Nacional de
Desarrollo llama a “Garantizar el acceso universal a servicios de agua potable
y saneamiento, provistos con calidad y eficiencia”.
Tenemos un alto déficit de saneamiento de aguas residuales el
promedio del país de alcantarillado sanitario es de un 8%, el 15% del Distrito Nacional
tiene un 15%
En República Dominicana solo un 10 % de las aguas residuales
son recolectadas,
Constituye una fuerte agresión ambiental el hecho de que las
aguas no tratadas sean vertidas a los cursos de agua y al subsuelo, ya que
contaminan las aguas de ríos, arroyos y las aguas subterráneas.
El 95% de las aguas
residuales se descargan sin tratamiento, en cañadas, ríos y al subsuelo.
El saneamiento deficiente, provoca brote de enfermedades que
multiplican los gastos médicos.
Para resolver los problemas del sector agua y lograr la
cobertura universal de servicios de agua potable y saneamiento, se debe adopta
un plan estratégico de acción, que propicie el establecimiento de un modelo de
gestión sostenible, que garantice disponer de agua en calidad y cantidad
adecuadas.
Se hace obligatorio mejorar la gestión y distribución de los
recursos hídricos, incluyendo la inversión en infraestructura y de tecnología
para la captación, almacenamiento y tratamiento de agua.
Para alcanzar el objetivo de uso racional y sostenible del
agua hay que dirigir esfuerzos hacia un cambio de conducta, con una nueva
Cultura del Agua enfocada en la protección, la calidad y uso racional
Es imperativo Iniciar la elaboración y pronta ejecución, de
un plan integral para la conservación del agua, su gestión racional y eficiente
que ayude a preservar la cantidad y calidad del agua que demanda el desarrollo
sostenible de la nación.
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