jueves, 22 de diciembre de 2016




 Importancia de los árboles para la Salud
 árboles de mango - injertados - primera calidad
 Carlos M. Checo

Los árboles de nuestras ciudades juegan un papel de importancia vital en la salud de los habitantes de las mismas. Son un valioso recurso ambiental que nos aportan múltiples beneficios. Cumplen funciones insustituibles para la vida y bienestar de las personas. Son componentes imprescindibles de un ecosistema saludable.


La ciencia ha demostrado el papel fundamental que desempeñan los árboles en la naturaleza y los beneficios que aportan al hombre y los seres vivos en general: purifican el aire, desarrollan funciones decisivas para que la atmósfera sea respirable, retiran de la atmósfera los olores y gases contaminantes como el óxido de nitrógeno, el amoníaco, el dióxido de azufre, entre otros causantes de múltiples enfermedades como tumores malignos, degradación de las células y envejecimiento prematuro.


Mediante la fotosíntesis, proceso en el que los árboles elaboran la clorofila, estos absorben el dióxido de carbono (CO2) presente en la atmosfera y liberan oxígeno.


Son necesarios 22 árboles para suplir el requerimiento de oxígeno de una persona. Un árbol puede absorber hasta 150 Kgs. de bióxido de carbono al año, mejorando la calidad del aire mitigando el efecto invernadero y sus nefastas consecuencias.

Nos protegen del sol y nos refrescan. Gracias al vapor de agua que liberan a través de sus hojas, a la sombra de un árbol la temperatura del aire puede ser menor en 5.4º C, que en lugares descubiertos. 

Los árboles en las ciudades aportan altos beneficios ambientales y valores estéticos; por lo que la Organización Mundial de la Salud recomienda que las ciudades tengan al menos nueve metros cuadrados de zonas verdes por habitantes y un árbol por cada tres.
Las ramas, las hojas y troncos de los árboles amortiguan el impacto de la lluvia y el viento. Disminuyen la contaminación acústica, sirven de albergue y alimentos a un gran número de especies animales y vegetales. Los árboles evitan la erosión de los suelos, gracias a sus raíces, que profundizan en el mismo.

Sobran razones para valorar, cuidar y proteger los árboles; haciéndolo, garantizamos no solo una mejor calidad de vida, sino la vida misma.

Lamentablemente en nuestro medio, ocurren hechos que constituyen atentados contra este preciado bien. Por causas diversas personas y entidades; proceden a realizar podas que no siempre son realizadas de acuerdo a patrones científicos, ni por personal capacitado.

La poda es una agresión al árbol, aunque en ocasiones por causas justificadas; se tiene que recurrir a ella. Por lo que hay que tener presente que una poda mal realizada puede llevar el árbol a la muerte, afectando nuestra salud seriamente y comprometiendo el valor del patrimonio forestal urbano.
Es hora de tener como misión recuperar, conservar y gestionar el arbolado urbano, como contribución al bienestar ciudadano. Cada vez se hace más necesaria el establecimiento de una relación de armonía y respeto hacia la naturaleza.

Cada provincia, cada municipio, cada escuela, cada hogar y todos los ciudadanos tienen la obligación de constituirse en amigos y defensores de los árboles. Estableciendo una relación armoniosa y provechosa con los mismos, velando para que las autoridades; en especial los cabildos, que son los responsables del cuidado y manejo del arbolado urbano; desempeñen a cabalidad la función de ser celosos guardianes de este bien patrimonial que tanto incide en nuestra salud y bienestar.

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