Notas acerca de un Clásico
Domingo Caba Ramos
“Ábreme la puerta / que estoy en la calle
y dirá la gente / que esto es un desaire…
A las arandelas / a las arandelas,
a las arandelas / de mi corazón.
Antes de continuar, valdría preguntarse: ¿qué es un aguinaldo?
El concepto de aguinaldo casi siempre suele confundirse con el de villancico. Y al respecto debemos precisar que si bien uno y otro tipo de canción aluden a las fiestas navideñas ( rasgo común ) los mismos difieren ligeramente en lo que atañe a la naturaleza y alcance de la temática tratada, vale decir, mientras el contenido del villancico es eminentemente religioso, el aguinaldo combina lo religioso con lo profano. Pero dejemos que sea una voz autorizada, Julio Alberto Hernández, quien se encargue de establecer dicha diferencia:
“Hoy día – apunta el afamado músico y compositor dominicano – entendemos por villancico, una canción del folklore tradicional inspirado en el espíritu religioso popular de las navidades, que suele cantarse entre el pueblo y las instituciones religiosas, con acompañamiento de instrumentos populares”
Y al distinguirlo del aguinaldo,
don Julio puntualiza lo siguiente:
“Cuando el villancico abarca temas profanos se llama aguinaldo. Esta es la canción popular tradicional que mejor expresa los sentimientos del pueblo dominicano en la navidades” (Música Tradicional Dominicana, 1969, págs. 34-35)
Las
letras del villancico versan o están siempre asociadas al nacimiento del niño
Jesús, como bien se aprecia en las estrofas que siguen:
- “Venid pastorcito
venid a adorar
al Rey de los cielos
que ha nacido ya…”
2. “De tierra lejana venimos
a verte,
nos sirve de guía la Estrella de Oriente,
o brillante Estrella que anuncia la aurora,
no nos falte nunca tu luz bienechora...”
nos sirve de guía la Estrella de Oriente,
o brillante Estrella que anuncia la aurora,
no nos falte nunca tu luz bienechora...”
Y
también en los versos de quien ha sido considerado
como el más popular , antiguo y universal de los
villancicos españoles , “ Noche de paz” :
Noche de paz,
noche de amor,
todo duerme en rededor,
entre los astros que esparcen su luz,
bella anunciando al niñito Jesús,
brilla la estrella de paz,
brilla la estrella de paz.
todo duerme en rededor,
entre los astros que esparcen su luz,
bella anunciando al niñito Jesús,
brilla la estrella de paz,
brilla la estrella de paz.
El
aguinaldo, por su parte, además del religioso, incluye en sus letras
temas profanos, tales como la comida, las fiestas, las parrandas
,las bebidas alcohólicas y el amor erótico:
“De la
montaña venimos,
para invitarte a comer,
un lechoncito en su vara,
y ron pitorro a beber . . .”
para invitarte a comer,
un lechoncito en su vara,
y ron pitorro a beber . . .”
Conviene aclarar que originalmente
aguinaldo no era más que un favor que musicalmente se pedía como regalo de
nochebuena; pero mediante el proceso de desplazamiento o transferencia
semántica, con el paso del tiempo se le llamó aguinaldo no sólo al obsequio
apetecido, sino también a la canción utililizada como canal para solicitarlo.
Al explicar la idea contenida en el
párrafo precedente, Julio Alberto Hernández no podía ser más explícito:
“Desde los primeros días del mes de diciembre, su alegre melodía llena de vibraciones los campos y ciudades, donde está unido a gente de toda edad y clase, imponiéndose en los bailes, conciertos y fiestas pascuales. Los músicos populares tienen la costumbre de ir a cantarlo a las puertas de las familias acomodadas, con miras a conseguir su aguinaldo (regalía) de nochebuena. Otras personas asaltan la casa del amigo donde se proyecta hacer la fiesta, que, de antemano está preparada con bebidas y el tradicional pavo o lechón asado” (Ob. cit., pág. 35)
La pieza poética que nos
ocupa, “Cánticos”, está compuesta por ochenta versos cortos,
octosílabos en su totalidad, (sólo en el verso final aparece la palabra arandela)
distribuidos en veinte estrofas, en las cinco primeras de las cuales los
protagonistas del aguinaldo se limitan a emitir un canto de alabanza al Niño
Jesús, así como un mensaje de felicitación y buenos deseos a los dueños de la
casa “multados” con el regalo de nochebuena:
“Alabemos todos / al Niño
Jesús,
que nació en Belén / y murió
en la cruz.
También alabemos / con suma
alegría,
a sus santos padres / San
José y María.
Después de alabar / al Rey de
los cielos,
con los de esta casa / nos
entenderemos.
Y les cantaremos /
de Dios con la gracia,
deseando a todos / muy
felices pascuas.
Y un año feliz / con
prosperidad,
salud y dinero / y felicidad”
En las estrofas que siguen, el
autor pasa a describir el momento festivo o asunto central de la composición,
merced al cual inserta esa aguda crítica social de inconfundible tono
epigramático que tanto caracterizó a la mayor parte de las creaciones del
entonces llamado “Cantor del Yaque” En las estrofas sexta, séptima y octava, el
poeta crítica :
a) A LOS CHISMOSOS ,
prestos siempre a generar nocivos efectos con sus lenguas lacerantes:
“Que el Niño Jesús
/ muy a bien lo tenga,
librarnos a
todos / de las malas lenguas”
b) A LOS
ENVIDIOSOS, siempre mortificados por el éxito ajeno:
“Que los libre el Niño
/ de los envidiosos,
que hacen mala
sangre / y viven rabiosos”
c) A LOS
MALOS VECINOS, eternos perturbadores de la paz familiar:
“Y los libre el cielo / de un
vecino malo,
que es mucho peor
/ que un incendio al lado”
En las cuatro estrofas siguientes
se nos anuncia mediante el empleo de términos o expresiones de gran
valor sensorial que la cena o aguinaldo está casi a punto de comenzar:
¡Señores, silencio! / que el
sonido empieza,
de platos, cubiertos / y
arreglos de mesa.
Por el agujero / de la
cerradura,
ya se siente el bajo / a
fritanga pura.
Y allá en la cocina / ruidos
de sartenes,
que sacan del horno / pavos y
pasteles”
Pues según señales / esta
gente buena,
trata de obsequiar /
con tamaña cena.
Los visitantes, excitados
por la inminente presencia del manjar o plato deseado, muestran su
desesperación y emiten un grito de indiscutible acento imperativo:
“Así, pues, señores,
los dueños de casa,
abran ya sus puertas,
que el tiempo se pasa.”
A partir de este momento, el poeta
retoma el tono crítico de sus versos, dirigiendo sus incisivos cuestionamientos
a quienes asisten a las celebraciones y actividades festivas sin que
hayan sido previamente invitados a las mismas:
“Y
al entrar señores / mucha precaución,
con
los que se meten/ sin invitación.
Y
en los aguinaldos / los pulpos nombrados,
se
sientan primeros / que los invitados”
Y
al ir a la mesa / los primeros son,
en
comer de todo / con mucha ambición.
Y
son los primeros / en damas sacar,
y
hasta los registros / los suelen bailar”
La advertencia está hecha, el deseo por disfrutar la cena se incrementa y es, por tanto, hora de entrar a la casa:
La advertencia está hecha, el deseo por disfrutar la cena se incrementa y es, por tanto, hora de entrar a la casa:
Entremos
señores / a esta honrada casa,
saludando
a todos / y dando las gracias.
Y
después de entrar / esa gente buena,
que
no tarde mucho / en poner la cena.
El autor abandona el tono épico del
relato para concluir sus famosos “Cánticos” con esta
lírica exhortación:
Así, pues señores,
sin más dilación,
entremos cantando,
arandelas son”
Con el paso de los años, algunos de
los versos que conforman estos “Cánticos” de Juan Antonio Alix,
específicamente los que integran las cuatro primeras estrofas, fueron
musicalizados y se les anexaron otros que nada tienen que ver con la versión
original de los versos que en los párrafos precedentes
aparecen transcritos.
Entre esas estrofas agregadas o que
no forman parte de las veinte más arriba comentadas, merecen citarse las
siguientes:
“Ábreme la puerta / que estoy
en la calle
y dirá la gente / que
esto es un desaire…
A las arandelas / a las
arandelas,
a las arandelas / de mi
corazón.
Allá dentro veo / un bulto
tapao,
no sé si será / un lechón
asao”
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