El
Café: Cultura, Economía y Medio Ambiente
Ing
Carlos M. Checo Estrella
En
República Dominicana se cultiva el café, en cuatro sistemas montañosos del
país: Cordillera Central, Cordillera Septentrional, la Sierra de Neyba y la
Sierra de Bahoruco, usualmente en elevaciones que oscilan entre 300 y 1,500
metros sobre el nivel del mar.
Se
tienen datos escritos que hablan de la llegada del café a la isla de Santo
Domingo en el año 1735. Procedente de Martinica. Empezando a cultivarse en la
parte Oeste, y luego llegar al territorio Este.
Este
rubro juega un papel social, económico y ambiental de muchísima importancia
para el país. Su cultivo representa el sustento de unas 60,000 familias que
cultivan café y el empleo directo de unas 200,000 personas que dependen del
café en la economía dominicana.
El
consumo de café en nuestro País ronda los 500,000 quintales de café al año.
Las plantaciones de café están enclavadas en zonas montañas donde nacen las principales fuentes acuíferas del país, ocupando el 14% de la cobertura boscosa del territorio dominicano, una de las ventajas ambientales del café es la conservación del suelo, captura de carbono la conservación de la biodiversidad, entre otros.
Las
zonas cafetaleras del país se han reducido considerablemente en los últimos
años.
La
mayor pérdida de tareas cultivadas, ha ocurrido en los últimos diez años; de
los 2.2 millones de tareas dedicadas al cultivo del café en los años 80 y 90
actualmente se cultivan aproximadamente 1.6 millones.
Factores
como la depresión de los precios internacionales, el fuerte impacto de
Enfermedades como la roya, han traído una considerable merma en la producción
de café.
Un
factor con alta incidencia en la problemática cafetalera en el País, es que el
parque cafetalero es muy viejo, pasa de 80 años.
Unos
cafetales descuidados, mal nutridos, sin manejos adecuados de sombra y con
plantas muy viejas, no pueden tener buena productividad y puede ser afectado
con mayor facilidad por plagas y enfermedades.
La
insuficiencia de recursos impide que los pequeños productores manejen
correctamente sus plantaciones.
Es
significativo que uno de los tradicionales rubros otrora bandera de
exportación, con un importante aporte en divisa, haya pasado a ser un producto
de importación con el impacto negativo nuestra deficitaria balanza de pagos.
El
descalabro de la producción cafetalera agudiza el problema medio ambiental, la
merma en las plantaciones han producido perdida de cobertura boscosa en las
cuencas hidrográficas.
Esta
situación afecta a pequeños productores, que representan entre un 85 y 90% de
los productores locales, se ven sin su medio de sustento, teniendo que emigrar
a las ciudades.
Retos
Hay
que acometer con urgencia un plan de rescate cafetalero que enfrente la actual
situación, impidiendo su agravamiento y asegure que en unos 5 años el repunte
de un reglón básico para la vida social, económica y ambiental de República
Dominicana.
Uno
de los grandes retos que enfrenta el sector cafetalero dominicano es que se
creen las condiciones para que los caficultores sigan en las montañas y esto
sólo puede lograrse mejorando la calidad de vida de estos, que pasa
necesariamente por mejorar sus ingresos.
La
mejora en el ingreso tiene una relación directa con el alza de la productividad
de las plantaciones, para lo que es recomendable realizar una serie de acciones
tales como la renovación de los cafetales mediante la sustitución de las
plantas viejas, por otras de mayor productividad, resistentes a la roya y
facilitar al productor y su familia, el acceso a capacitaciones y asesoría
técnica.
Tener
otras actividades económicas, aparte del café, es importante para tener siempre
un ingreso adicional realizando actividades económicas complementarias lo que
permiten mejorar la calidad de vida de sus familias.
La
crianza de ganadería menor (aves, conejos, cabras, cerdos) el cultivo de
plantas de ciclo corto es una buena alternativa para mejorar los ingresos
económicos de la familia y su alimentación.
El
café necesita el impulso y el apoyo y el de las autoridades correspondientes
para que 50 mil familias no abandonen el campo, vivan bien y sean guardianas de
las aguas de las montañas. “Si hay café en las alturas habrá agua en las
llanuras.”
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