Decir
Juan Bosch es decir: Pensamiento, Rebeldía, Lucha, Organización, Sacrificio,
Trabajo, Libertad, Coherencia y sobre todo: Dignidad.
Esas
y otras muchas palabras adquieren significados que van más allá de la
adjetivación, para convertirse en testimonio de vida ejemplar, en una
existencia que encontró su razón de ser en la entrega al trabajo para la
construcción de un mundo más humano, más libre y más solidario.
En
la Vega, República Dominicana vieron sus ojos la luz por primera vez, en San
Juan (1938), Puerto Rico le iluminó el humanismo liberador de Eugenio María De
Hostos,
El
encuentro con la realidad del pueblo dominicano reforzó su compromiso con la
lucha por sacar a los dominicanos de las garras de la pobreza, la desigualdad,
la injusticia y la opresión.
Juan
Bosch entendió que la única manera de vencer las fuerzas que perpetuaban el
estado de postración y miseria del pueblo era convertir a los hombres y mujeres
dominicanos en protagonistas de su existencia, dotándolos de las herramientas necesaria
para alcanzar la liberación.
Honrar
a Bosch es asociarlo a la justicia social, al Estado de Derecho, a la lucha
anti imperialista y por la Soberanía Nacional.
Juan
Bosch debe ser recordado como un Patriota, que sirvió con todas sus fuerzas a
la causa de la redención del Pueblo.
Juan
Bosch es el ideal al que debemos acercarnos con nuestro pensamiento y acciones
políticas.
Juan
Bosch hasta 1961 fue un luchador anti-trujillista, empeñado en derrocar la
tiranía que oprimía a los dominicanos.
A
partir del 1965 Bosch fue un intelectual revolucionario que consagró su vida a
la lucha por transformar República Dominicana en un País. Próspero, Justo,
Solidario, Soberano, Libre y Feliz.
Hoy y siempre honrar al Maestro, Líder y Guía es trabajar para hacer realidad el objetivo estratégico: La Liberación Nacional.
Recuperemos
el tiempo robado a la democracia y al bienestar de todos por los golpistas del
1963.
¡Juan
Bosch es Revolución!
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