miércoles, 15 de julio de 2015

12 de julio de 1924, una fecha relegada al olvido



12 de julio de 1924, una fecha relegada al olvido

 

Juan Daniel Balcacer

Con el fin de hacer más inteligible el discurso histórico acerca del progresivo devenir del hombre en sociedad, entre historiadores ha sido costumbre dividir el tiempo, segmentarlo en etapas temporales que, en el marco de espacios específicos, posibilitan una mejor comprensión de los acontecimientos históricos. Así, por poner un ejemplo, "Antiguedad, Edad Media, Renacimiento, Tiempos Modernos, historia contemporánea, [es una] taxonomía [que] subdivide la historia en una periodización, verdadera clave de lectura, que pone de relieve los presupuestos implícitos del historiador." (André Burguière, Diccionario de ciencias históricas: 1986).


La historiografía dominicana, especialmente la destinada a la enseñanza de la Historia Patria, no escapa a esta tradición que data del siglo XIX cuando predominaba la denominada "historia positivista" cuyo principal exponente fue Leopold Von Ranke. Cualquier estudioso del proceso histórico nacional constatará que los textos de historia patria tradicionales han sido diseñados conforme al principio de la periodización, y ello, sin duda, ha obedecido al interés, tanto de la superestructura político ideológica del Estado como de los historiadores, de lograr que la narración de los acontecimientos objeto de estudio sea inteligible para el ciudadano de conformidad con determinados presupuestos ideológicos y metodológicos.


En el primer tomo del Compendio de la historia de Santo Domingo, de José Gabriel García, puede leerse que "la historia de Santo Domingo está naturalmente dividida en nueve épocas, subdividas en diferentes períodos". El descubrimiento, la conquista, la colonización, las invasiones marítimas y terrestres, la dominación haitiana, la independencia, la anexión, la restauración, en fin, cada uno de los acontecimientos o procesos claves del devenir histórico del pueblo de Santo Domingo es explicado por García desde una perspectiva de periodización del proceso histórico nacional. Precisamente es a José Gabriel García, considerado el padre de la Historia dominicana, a quien debemos el siguiente esquema: Primera República, que abarca desde el 27 de febrero de 1844 hasta el 18 de marzo de 1861, cuando tuvo lugar la Anexión a España, y Segunda República, que cubre el período que transcurre desde 1865 hasta 1916, cuando el Estado nación fue nueva vez suprimido a raíz de la primera Ocupación Militar Norteamericana.


Sabemos que el 18 de marzo de 1861 el general Pedro Santana, némesis de Juan Pablo Duarte, proclamó la anexión de Santo Domingo a España. Consecuencia de ese proceder inconsulto la soberanía adquirida el 27 de febrero de 1844 se desvaneció y los dominicanos de la época pasaron a ser gobernados por extranjeros bajo la modalidad de Provincia Ultramarina de la antigua Madre Patria. Al cabo de dos años, sin embargo, por obra de la gran mayoría del pueblo dominicano, el Estado-nación o, lo que es lo mismo, la República Dominicana, fue restaurado tras una intensa y continua guerra de liberación nacional que inició el 16 de agosto de 1863 y culminó triunfante el 12 de julio de 1865, cuando las tropas españolas abandonaron la isla de Santo Domingo.


Con posterioridad a la Guerra de la Restauración -que el Maestro Hostos consideraba como nuestra auténtica independencia-, el constituyente dominicano, consciente de la trascendencia continental de la revolución restauradora y acatando la voluntad del Gobierno Restaurador expresada en el Decreto del 11 de agosto de 1864, hizo consagrar en la Reforma Constitucional de 1866 que el 16 de Agosto -en adición al 27 de Febrero- también era "día de fiesta nacional". Y a partir de entonces, en la Carta Sustantiva del pueblo dominicano se lee: "Los días 27 de Febrero y 16 de Agosto, aniversarios de la Independencia y la Restauración de la República, respectivamente, se declaran de Fiesta Nacional" (Ver Artículo 35 de la Constitución del 26 de enero del 2010).


Es evidente que cada una de esas fechas está relacionada con dos procesos históricos fundamentales: la independencia nacional y la guerra restauradora. Hay quienes sostienen que es innecesario hablar de "tres repúblicas", porque en realidad sólo ha existido una sola, la del 27 de Febrero de 1844. En cierto sentido tal razonamiento, además de lógico, es histórico y exacto. Sin embargo, debido a lo accidentado de nuestro devenir histórico y, sobre todo, a las interrupciones institucionales que hemos padecido fundamentalmente como consecuencia de la injerencia de potencias extranjeras en los asuntos domésticos de los dominicanos, es preciso, incluso para facilitar una mejor comprensión de esos fenómenos sociales, que hablemos de Primera República (1844), Segunda República (1865) y finalmente Tercera República (1924).


¿Por qué? "Porque -según el historiador Pedro Troncoso Sánchez- en nuestra accidentada vida republicana hemos tenido dos momentos en que se ha interrumpido institucionalmente la República.
"Fueron dos momentos de solución de continuidad, dos hiatos, en la vida de la República: de 1861 a 1863 y de 1916 a 1924. De hecho, o de jure, como pudiera afirmarse respecto de la primera interrupción, dejó de haber un gobierno dominicano, formado por dominicanos, para estar constituido por extranjeros que se subrogaron en la soberanía dominicana. En 1965 hubo un desembarco de tropas extranjeras pero en ningún momento dejó de haber gobierno dominicano".


"De modo que existiendo esos dos hiatos en nuestra vida republicana es forzoso denominar de alguna manera los tres períodos divididos por esos dos hiatos" (Cf. "En el 50 Aniversario de la Reinstalación del Gobierno Nacional", Clío, órgano de la Academia Dominicana de la Historia, 1974).
 
Transcurridos los ocho años de eclipse de la soberanía nacional, durante el interregno 1916-1924, del cual, según el doctor Américo Lugo, el cuerpo social dominicano salió "sin un solo hueso sano", la bandera de los Estados Unidos fue arriada el 12 de julio de 1924 de la Torre del Homenaje y de las oficinas públicas en todo el país, y en su lugar fue izada la gloriosa bandera tricolor de los trinitarios, fundadores de la República.
 
Ese día, además, se instaló el gobierno constitucional que presidió el general Horacio Vásquez, ganador de los comicios generales celebrados en el mes de marzo; y apenas cuatro días antes, el presidente provisional de la República, Juan Bautista Vicini Burgos, emitió el Decreto No. 246 que declaraba día festivo el 12 de julio de 1924, así como el día anterior, "con motivo de los diferentes actos que se celebrarán en ocasión de la instalación del Gobierno Constitucional de la República".


En ese mismo año el Presidente Vásquez promovió una reforma a nuestra Carta Magna, pero el legislador no declaró "día de fiesta nacional" el 12 de julio de 1924, sino que se limitó a consignar que el 27 de Febrero y el 16 de Agosto, eran los "únicos días de fiesta nacional". ¿Qué ocurrió? 

¿Acaso no se quería herir susceptibilidades en la Administración republicana de Warren Harding, festejando como efemérides independista el día de la retirada definitiva de las tropas militares de nuestro país? ¿O el desmedido culto al caudillismo impidió que se le confiriera al 12 de julio de 1924 la categoría de "día de júbilo nacional" y a su principal propulsor, el licenciado Francisco J. Peynado (que había perdido las elecciones frente a Horacio Vásquez), el reconocimiento de su condición de Prócer de la Tercera República?


Se trata de meras conjeturas e interrogantes. Pero lo cierto es que la generalidad de los historiadores, al narrar el acontecer republicano, establecen la siguiente periodización: Primera República (1844-1865); Segunda República (1865-1916); y Tercera República, desde 1924 hasta el presente. De las dos primeras Repúblicas, por mandato constitucional, los dominicanos celebramos el 27 de Febrero y el 16 de Agosto como días de fiesta nacional, no así con el 12 de Julio de 1924, fecha que evidentemente ha sido relegada al olvido.


Desde hace algunos años, el diputado Pelegrín Castillo ha estado promoviendo en el seno del hemiciclo al que pertenece un anteproyecto de Ley para declarar el 12 de julio de cada año "Día de fiesta nacional con carácter laborable". En este sentido, lo ideal habría sido que el legislador, cuando se abocara a reformar nuestra Carta Magna, en adición al 27 de febrero y al 16 de agosto, incluyera el 12 de julio como la tercera gran efemérides nacional por la sencilla razón de que esta memorable fecha evoca a un tiempo la desocupación del territorio nacional por parte de la Infantería de Marina de los Estados Unidos y el nacimiento de la Tercera República.


Debe resaltarse que aun cuando no fue posible que prospera la iniciativa legislativa del diputado Castillo, en los archivos del Congreso Nacional afortunadamente pudo comprobarse que durante el gobierno constitucional que presidió Juan Bosch, en 1963, fue aprobada y sancionada la Ley No. 50 que declara "Día conmemorativo el 12 de julio de cada año" en virtud de que se trata de la "Fecha aniversario de la Desocupación del Territorio Nacional por las Fuerzas Militares Norteamericanas" y, en consecuencia, del rescate de la soberanía nacional al amparo de un Estado, esencialmente dirigido por dominicanos.


No obstante, para que el dispositivo de esa Ley adquiera categoría de un hecho histórico trascendente y sea internalizado en la memoria colectiva, es menester que en los textos de historia patria se enfatice a los jóvenes estudiantes qué fue y qué significó la lucha nacionalista del pueblo dominicano contra la Ocupación Militar por parte de la Infantería de los Estados Unidos. Solo así se podrá recuperar del olvido el 12 de julio de 1924, toda vez que esa efeméride sintetiza el gran esfuerzo y el noble sacrificio de no pocos gladiadores del patriotismo dominicano que tras ocho años de resistencia lograron restaurar por segunda vez la soberanía nacional, permitiendo así el nacimiento de la Tercera República que, desde entonces, no ha vuelto a colapsar por virtud de una ocupación extranjera.

sábado, 11 de julio de 2015

El Café: Cultura, Economía y Medio Ambiente

El Café: Cultura, Economía y Medio Ambiente
Por: | 10 Julio 2015



En República Dominicana se cultiva el café, en cuatro de sus sistemas montañosos: Cordillera Central, Cordillera Septentrional, la Sierra de Neyba y la Sierra de Bahoruco, usualmente en elevaciones que oscilan entre 300 y 1,500 metros sobre el nivel del mar.
Se tienen datos escritos que hablan de la llegada del café a la isla de Santo Domingo en el año 1735. Procedente de Martinica. Empezando a cultivarse en la parte Oeste, y luego llega al territorio Este.

Este rubro juega un papel social, económico y ambiental de muchísima importancia para el país. Su cultivo representa el sustento de unas 60,000 familias que cultivan café y el empleo directo de unas 200,000 personas que dependen del café en la economía dominicana.

El consumo de café en nuestro País ronda los 500,000 quintales de café al año.
Las plantaciones de café están enclavadas en zonas montañas donde nacen las principales fuentes acuíferas del país, ocupando el 14% de la cobertura boscosa del territorio dominicano, una de las ventajas ambientales del café es la conservación del suelo, captura de carbono la conservación de la biodiversidad, entre otros.

Las zonas cafetaleras del país se han reducido considerablemente en los últimos años.

La mayor pérdida de tareas cultivadas, ha ocurrido en los últimos diez años; de los 2.2 millones de tareas dedicadas al cultivo del café en los años 80 y 90 actualmente se cultivan aproximadamente 1.6 millones.

Factores como la depresión de los precios internacionales, el fuerte impacto de Enfermedades como la roya, han traído una considerable merma en la producción de café.

Un factor con alta incidencia en la problemática cafetalera en el País, es que el parque cafetalero es muy viejo, pasa de 80 años.

Unos cafetales descuidados, mal nutridos, sin manejos adecuados de sombra y con plantas muy viejas, no pueden tener buena productividad y puede ser afectado con mayor facilidad por plagas y enfermedades.

La insuficiencia de recursos impide que los pequeños productores manejen correctamente sus plantaciones.

Es significativo que uno de los tradicionales rubros otrora bandera de exportación, con un importante aporte en divisa, haya pasado a ser un producto de importación con el impacto negativo nuestra deficitaria balanza de pagos.
El descalabro de la producción cafetalera agudiza el problema medio ambiental, la merma en las plantaciones han producido perdida de cobertura boscosa en las cuencas hidrográficas.

Esta situación afecta a pequeños productores, que representan entre un 85 y 90% de los productores locales, se ven sin su medio de sustento, teniendo que emigrar a las ciudades.

Retos

Hay que acometer con urgencia un plan de rescate cafetalero que enfrente la actual situación, impidiendo su agravamiento y asegure que en unos 5 años el repunte de un reglón básico para la vida social, económica y ambiental de República Dominicana.

Uno de los grandes retos que enfrenta el sector cafetalero dominicano es que se creen las condiciones para que los caficultores sigan en las montañas y esto sólo puede lograrse mejorando la calidad de vida de estos, que pasa necesariamente por mejorar sus ingresos.

La mejora en el ingreso tiene una relación directa con el alza de la productividad de las plantaciones, para lo que es recomendable realizar una serie de acciones tales como la renovación de los cafetales mediante la sustitución de las plantas viejas, por otras de mayor productividad, resistentes a la roya y facilitar al productor y su familia, el acceso a capacitaciones y asesoría técnica.

Tener otras actividades económicas, aparte del café, es importante para tener siempre un ingreso adicional realizando actividades económicas complementarias lo que permiten mejorar la calidad de vida de sus familias.

La crianza de ganadería menor (aves, conejos, cabras, cerdos) el cultivo de plantas de ciclo corto es una buena alternativa para mejorar los ingresos económicos de la familia y su alimentación.

El café necesita el impulso y el apoyo y el de las autoridades correspondientes para que 50 mil familias no abandonen el campo, vivan bien y sean guardianas de las aguas de las montañas. “Si hay café en las alturas habrá agua en las llanuras.”
 
El 10 de abril de 2013 con el decreto número 101-13,el Presidente de la República declaró de alto interés nacional el control de la roya del cafeto, en todas las fincas cafetaleras del País.

En el mismo  se instruye al Ministerio de Agricultura y al Consejo Dominicano del Café, para que procedan a dar inicio inmediato a un amplio programa nacional de manejo integrado de la roya del cafeto. creando la Comisión Nacional del Manejo Integrado de la Roya del Cafeto, como responsable de administrar este programa.

A dos años del Decreto 101-13, El Ministerio de Agricultura, el Consejo Dominicano del Café. El FEDA y otras instituciones con responsabilidad en el cultivo del Café deben ponerse a la altura de la circunstancias y hacer valer en todo el territorio nacional, lo fines perseguidos en este decreto


En el orden social, creo que es misión de los partidos, gremios y universidades y la prensa, ejercer  de veedores sociales , acompañando a las comunidades cafetaleras en la lucha por preservar la fuente de su sustento económico, base de su cultura y alcanzar mejoras significativas en su calidad de vida y de su entorno.

viernes, 3 de julio de 2015

3 de Julio aniversario Batalla de la Barranquita







Batalla de la Barranquita- Mao

El primero de Junio de 1916, los marines norteamericanos desembarcaron simultáneamente por Montecristi y puerto Plata, en la primera sin ninguna resistencia y en la segunda ante un fuerte encuentro con las tropas dominicanas que dirigía el Gral. Apolinar Rey.

Las tropas que desembarcaron en Montecristi estaban dirigidas por el Gral. de Brigada J. H. Pendleton, cuya misión era coincidir en Navarrete con las tropas que venían desde Puerto Plata, para desde allí avanzar a tomar la ciudad de Santiago.

Por donde pasaban los norteamericanos, sólo dejaban huellas de sangre y destrucción. Quemaban hogares, asaltaban comercios y fusilaban a los “sospechosos” que encontraban.

Mientras tanto, en el poblado de Mao, un grupo de buenos y verdaderos dominicanos se adiestraba para impedir el paso al enemigo en su penetración hacia el centro del Cibao.

En sesión extraordinaria de la noche del 5 de Junio el Ayuntamiento del municipio de Mao, declaró de duelo la común, mientras el enemigo estuviera pisoteando nuestro suelo.

El 25 de Junio de 1916, comenzó a rumorearse en Mao, que las tropas norteamericanas habían salido de Montecristi. De inmediato se convocó a una reunión en el edificio del correo para organizar “los  voluntarios”  que irían a detener el paso de las tropas de ocupación, que sería un punto estratégico del Camino Real.

El lugar escogido fue la Barranquita que es una elevación ubicada cerca de la carretera que conduce desde Mao a Guayacanes. Inmediatamente, grupos de hombres fusiles en manos comenzaron a formar pelotones. El comandante Carlos Daniel aportó 50 carabinas y 2,000 tiros.

Además de fusiles “Mauser” de uno y dos tiros, se contó con “Brogose” de un disparo y “Vegas Haitianas”.

Justo finalizando el mes de Junio de 1916, un pequeño ejército formado por aproximadamente 80 patriotas maeños, con armas gastadas por el tiempo, sale a hacerle frente a un ejército invasor de 200 hombres equipados con potentes y modernas armas; pero que los patriotas maeños acantonados en la Barranquita le demostrarían que todavía existían hombres dispuestos a dar su Vida por la soberanía Dominicana.

El 2 de Julio ya las tropas norteamericanas que avanzaban desde Montecristi, se encontraban en Laguna Salada y Los Pretiles, es decir, a sólo 10 Kilómetros de los héroes de la Barranquita que los esperaban aposicionados en profundas trincheras con el camino bloqueado por un enorme árbol de Baitoa a treinta metros de ellos, así como con 20 barriles de abejas dispuestos 10 de cada lado del camino por orden del Gral. Daniel y nuestra enseña tricolor, colocada por uno de los patriotas, que flotaba en las alturas.

En la mañana del lunes 3 de Julio de 1916, se produjo el esperado encuentro en la Barranquita. El grupo de patriotas comandado por el Gral. Carlos Daniel y el Capitán Máximo Cabral, hicieron resistencia heroica al ejército norteamericano que avanzaba desde Montecristi.

Al sonar el primer disparo sobre las tropas invasoras al grito de “Tiro poi ei caco” del jefe (Carlos Daniel), éstas rápidamente tomaron posiciones detrás del árbol grande que los dominicanos habían puesto en medio del camino para impedir el paso del enemigo, lo que le sirvió de protección. Muchos de ellos llegaron hasta donde estaban los barriles de abejas, que fueron alarmadas con los disparos dirigidos a propósito por los acantonados. Esta trampa fue
lo que más ayudó a que en esos momentos se desarrollara con más emoción este episodio histórico; pues, un buen número de norteamericanos, sin conocer este insecto, quedó en medio de las enojadas abejas, y mientras se defendían de las picaduras de los endiablados insectos, al mismo tiempo les llovían ráfagas mortíferas de los dominicanos.

Esta experiencia les hizo retroceder y pensar en nuevas tácticas para destruir el valeroso cantón que dirigían los intrépidos Carlos Daniel y Máximo Cabral,

Este último, quien en todo momento estuvo valientemente al frente de la contienda, fue uno de los primeros en caer; pues con su elegante uniforme azul oscuro su gorra al estilo soldado francés y su sable de rango, hizo crecer creer al enemigo que éste era la cabeza del grupo.

En la gesta de la Barranquita murieron los Maeños Máximo y Agustín Cabral, el inmortal restaurador Pancho Peña (con 80 años), el joven de tan solo 17 años Belarminio Rodríguez y el valeroso Magdaleno Zapata, entre otros.

Entre los patriotas, que marchaban al frente con la intención de detener el acoso del enemigo, se encontraban además, Isaías Gutiérrez con sus sobrinos, Lucas Evangelista, Francisco, Bernardo y Manuel Gutiérrez del poblado de Guayacanes, los hermanos Luis y Belarminio Rodríguez de la sección de Amina, los maeños Juan Infante, Máximo Muñoz, Luis Disla, Josesito Gómez, Piíto Villalona, Salomé Rosario y Luis Gutiérrez. También los valerosos Lucas
Guzmán, Alfredo Castro y Pablo Peña. Mención especial y aparte merece el intrépido Demetrio Frías, quien fue el patriota que puso a flotar la bandera dominicana en el escenario del combate, y que una vez hubo que abandonar el lugar, cuando ya estaban llegando al río Yaque, al percatarse de que la bandera había quedado abandonada, regresó él solo al campo de batalla y retiró la enseña tricolor para que ésta no fuera mancillada por la fuerza de ocupación. Todavía esa bandera se conserva con claras manchas de la sangre de este extraordinario patriota.

La Barranquita es un lugar sagrado que encarna los sentimientos más sublimes, patrióticos y nacionalistas de la época; un símbolo del heroísmo demostrado frente a una potencia extraña que nos invadía. Este cerro de sólo unos 60 metros de altura, representa la firmeza del dominicano en la defensa de la soberanía.

LOOR A LOS HÉROES Y MÁRTIRES DEL 3 DE JULIO HERÓICO!!!!!

Escrito por Efemérides Patrias
Foto: Batalla de la Barranquita- Mao
El primero de Junio de 1916, los marines norteamericanos desembarcaron simultáneamente por Montecristi y puerto Plata, en la primera sin ninguna resistencia y en la segunda ante un fuerte encuentro con las tropas dominicanas que dirigía el Gral. Apolinar Rey.
Las  tropas que desembarcaron en Montecristi estaban dirigidas por el Gral. de Brigada J. H. Pendleton, cuya misión era coincidir en Navarrete con las tropas que venían desde Puerto Plata, para desde allí avanzar a tomar la ciudad de Santiago.
Por donde pasaban los norteamericanos, sólo dejaban huellas de sangre y destrucción. Quemaban hogares, asaltaban comercios y fusilaban a los “sospechosos” que encontraban.
Mientras tanto, en el poblado de Mao, un grupo de buenos y verdaderos dominicanos se adiestraba para impedir el paso al enemigo en su penetración hacia el centro del Cibao.
En sesión extraordinaria de la noche del 5 de Junio el Ayuntamiento del municipio de Mao, declaró de duelo la común, mientras el enemigo estuviera pisoteando nuestro suelo.
El 25 de Junio de 1916, comenzó a rumorearse en Mao, que las tropas norteamericanas habían salido de Montecristi. De inmediato se convocó a una reunión en el edificio del correo para organizar “los voluntarios” que irían a detener el paso de las tropas de ocupación, que sería un punto estratégico del Camino Real. El lugar escogido fue la Barranquita que es una elevación
ubicada cerca de la carretera que conduce desde Mao a Guayacanes. Inmediatamente, grupos de hombres fusiles en manos comenzaron a formar pelotones. El comandante Carlos Daniel aportó 50 carabinas y 2,000 tiros.
Además de fusiles “Mauser” de uno y dos tiros, se contó con “Brogose” de un disparo y “Vegas Haitianas”.
Justo finalizando el mes de Junio de 1916, un pequeño ejército formado por aproximadamente 80 patriotas maeños, con armas gastadas por el tiempo, sale a hacerle frente a un ejército invasor de 200 hombres equipados con potentes y modernas armas; pero que los patriotas maeños acantonados en la Barranquita le demostrarían que todavía existían hombres dispuestos a dar su Vida por la soberanía Dominicana.
El 2 de Julio ya las tropas norteamericanas que avanzaban desde Montecristi, se encontraban en Laguna Salada y Los Pretiles, es decir, a sólo 10 Kilómetros de los héroes de la Barranquita que los esperaban aposicionados en profundas trincheras con el camino bloqueado por un enorme árbol de Baitoa a treinta metros de ellos, así como con 20 barriles de abejas dispuestos 10 de cada lado del camino por orden del Gral. Daniel y nuestra enseña tricolor, colocada por uno de los patriotas, que flotaba en las alturas.
En la mañana del lunes 3 de Julio de 1916, se produjo el esperado encuentro en la Barranquita. El grupo de patriotas comandado por el Gral. Carlos Daniel y el Capitán Máximo Cabral, hicieron resistencia heroica al ejército norteamericano que avanzaba desde Montecristi.
Al sonar el primer disparo sobre las tropas invasoras al grito de “Tiro poi ei caco” del jefe (Carlos Daniel), éstas rápidamente tomaron posiciones detrás del árbol grande que los dominicanos habían puesto en medio del camino para impedir el paso del enemigo, lo que le sirvió de protección. Muchos de ellos llegaron hasta donde estaban los barriles de abejas, que fueron alarmadas con los disparos dirigidos a propósito por los acantonados. Esta trampa fue
lo que más ayudó a que en esos momentos se desarrollara con más emoción este episodio histórico; pues, un buen número de norteamericanos, sin conocer este insecto, quedó en medio de las enojadas abejas, y mientras se defendían de las picaduras de los endiablados insectos, al mismo tiempo les llovían ráfagas mortíferas de los dominicanos.
Esta experiencia les hizo retroceder y pensar en nuevas tácticas para destruir el valeroso cantón que dirigían los intrépidos Carlos Daniel y Máximo Cabral.l. Este último, quien en todo momento estuvo valientemente al frente de la contienda, fue uno de los primeros en caer; pues con su elegante uniforme azul oscuro  su gorra al estilo soldado francés y su sable de rango, hizo crecer  creer al enemigo que éste era la cabeza del grupo.
En la gesta de la Barranquita murieron los Maeños Máximo y Agustín Cabral, el inmortal restaurador Pancho Peña (con 80 años), el joven de tan solo 17 años Belarminio Rodríguez y el valeroso Magdaleno Zapata, entre otros.
Entre los patriotas, que marchaban al frente con la intención de detener el acoso del enemigo, se encontraban además, Isaías Gutiérrez con sus sobrinos, Lucas Evangelista, Francisco, Bernardo y Manuel Gutiérrez del poblado de Guayacanes, los hermanos Luis y Belarminio Rodríguez de la sección de Amina, los maeños Juan Infante, Máximo Muñoz, Luis Disla, Josesito Gómez, Piíto Villalona, Salomé Rosario y Luis Gutiérrez. También los valerosos Lucas
Guzmán, Alfredo Castro y Pablo Peña. Mención especial y aparte merece el intrépido Demetrio Frías, quien fue el patriota que puso a flotar la bandera dominicana en el escenario del combate, y que una vez hubo que abandonar el lugar, cuando ya estaban llegando al río Yaque, al percatarse de que la bandera había quedado abandonada, regresó él solo al campo de batalla y retiró la enseña tricolor para que ésta no fuera mancillada por la fuerza de
ocupación. Todavía esa bandera se conserva con claras manchas de la sangre de este extraordinario patriota.
  La Barranquita es un lugar sagrado que encarna los sentimientos más  sublimes, patrióticos y nacionalistas de la época; un símbolo del heroísmo demostrado frente a una potencia extraña que nos invadía. Este cerro de sólo unos 60 metros de altura, representa la firmeza del dominicano en la defensa de la soberanía.
LOOR A LOS HÉROES Y MÁRTIRES DEL 3 DE JULIO HERÓICO!!!!!
Escrito por Efemérides Patrias

miércoles, 1 de julio de 2015

Honrar a Bosch es asociarlo a la justicia social, al Estado de Derecho, a la lucha anti imperialista y por la Soberanía Nacional.

 
 Juan Bosch es Revolución
 
Honrar a Bosch es asociarlo a la justicia social, al Estado de Derecho, a la lucha anti imperialista  y por la Soberanía Nacional.

Juan Bosch debe ser recordado como un Patriota, que sirvió con todas sus fuerzas a la causa de la redención del Pueblo.
Juan Bosch es el ideal al que debemos acercarnos con nuestro pensamiento y acciones políticas.
La carta de ruta es el BOSCHISMO.

Juan Bosch hasta 1961 fue un luchador anti trujillista, empeñado en derrocar la tiranía que oprimía a los dominicanos.

A partir del 1965 Bosch fue un intelectual revolucionario que consagró su vida a la lucha por transformar RD en un País. próspero, justo, solidario, soberano, libre y feliz.
El Prof. Juan Bosch enfatizó dentro de su pedagogía política en distinguir la táctica y la estrategia y nos decía que la táctica no debe ahogar la estrategia y que la estrategia es superior a la táctica.
Bosch abandonó el PRD al darse cuenta que con esa organización no podía hacer realidad la Liberación del Pueblo Dominicano, sus argumentos fueron contundentes al hacer una radiografía de lo que era ese partido y al servicio de quien estaba, por eso fundó  el PLD con la misión de "Continuar la obra de los PADRES FUNDADORES".
El PLD cumple este 16 de agosto 15 años de ocupar la Presidencia de la República, en 1996 se comenzó la titánica labor de Reformar y Modernizar el Estado Dominicano para ponerlo en condiciones de acometer la más grande transformación político social de RD y hacer realidad el Estado Democrático Social y Solidario de Derecho.
La Batalla ha sido dura, no es fácil terminar con 500 años de ignominia de un plumazo; quienes se han beneficiado de la situación de injusticias y opresión que crea pobreza y desigualdad se resisten a aceptar el imperio del estado de derecho y la justicia social y  toda medida que tienda a crear espacios de oportunidades y desarrollo y bienestar para las mayorías.
El PLD y los Peledeistas debemos distinguirnos por el ideario y mística , diferenciarnos por la forma y manera de hacer política y destacarnos por la defensa del estado de derecho garantizando oportunidades de bienestar para todos.
Crear mayorías electorales es un acción de inteligencia política, ganar en el 16 es un imperativo, RECORDEMOS SIEMPRE QUE LAS ELECCIONES SON UN MEDIO, NO UN FÍN EN SÍ MISMAS... Hoy y siempre el PLD debe honrar al Maestro, líder y Guía, trabajar para hacer realidad nuestro objetivo estratégico: La Liberación Nacional.
Recuperemos el tiempo perdido, mejor dicho, el tiempo robado a la democracia y el bienestar de todos por los golpistas del 1963.
¡Juan BOSCH es Revolución!

http://www.pldaldia.com/nuestropartido.htm